
Efectuada primera reunión de la Comisión Conjunta constituida para preparar la visita del Papa
El jueves 27 de febrero tuvo lugar la primera reunión de la Comisión Conjunta constituida para preparar la visita del Papa Juan Pablo II en la segunda quincena de enero de 1998, invitado por los obispos cubanos y la dirección de nuestro Gobierno, en su condición de Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano.
La Comisión Conjunta está formada por los representantes nombrados a esos efectos por la Jerarquía de la Iglesia Católica cubana y los funcionarios del Partido y el Estado que con el mismo propósito fueron designados por la dirección del país.
Por la Iglesia preside la Comisión Monseñor Emilio Aranguren Echevarría, Obispo de Cienfuegos y Secretario General de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC).
Por el Partido y el Estado preside la Comisión la compañera Caridad Diego Bello, jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido.
En la reunión se examinó el proyecto de programa previsto para el viaje de Juan Pablo II del 21 al 25 de enero.
Durante su estancia de cinco días, el Papa se reunirá con el Jefe del Estado y con sectores de la Iglesia y la sociedad, como es habitual en sus viajes.
Los detalles en relación con el proyecto de programa se irán precisando en futuros encuentros de la Comisión.
(periodico Granma)
La sede de la Comisión Central Eclesial preparatoria de la visita del Papa Juan Pablo II, programada para enero del próximo año, fue inaugurada en Ciudad de la Habana.
En la casa, cedida en calidad de préstamo por el Estado cubano hasta el término de la visita del Papa a Cuba, desarrollarán su trabajo las distintas subcomisiones de la Comisión Central Eclesial, que viene trabajando desde principios de año junto a las distintas comisiones creadas en las diócesis que serán visitadas por Su Santidad.
En un encuentro con la prensa nacional y extranjera, el padre José Félix Pérez Riera, secretario adjunto de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, reiteró que el recorrido oficial de la visita del Papa se dará a conocer un mes antes de su llegada a Cuba.
Según Pérez Riera se están estudiando por la Comisión Conjunta Iglesia-Estado los lugares adecuados en cada diócesis para las actividades que se realicen, preferiblemente plazas y sitios abiertos.
Asistieron a la inauguración de la sede el Cardenal Arzobispo Jaime Ortega y el nuncio apostólico Beniamino Stela.
Nos visita el P. Roberto Tucci s.j.
Mayo 19, 1997
( Palabra Nueva, Arquidiócesis de la Habana )
El lunes 19 de mayo, llegó a Cuba el P. Roberto Tucci s.j., responsable de la
preparación de los viajes del Papa Juan Pablo II. El P. Tucci, acompañado de un
colaborador de la Santa Sede, Dr. Alberto Gasbarri, cumplió intensas jornadas de trabajo
en Cuba. El martes 20 en la mañana, el P. Tucci participó en una reunión de la
Comisión Conjunta Iglesia - Estado, encargada de preparar la visita del Santo Padre. En
horas de la tarde, acompañado por dicha Comisión, así como por otros funcionarios del
Gobierno cubano y laicos de la Iglesia Católica, el P. Tucci inició un recorrido que lo
llevaría por las distintas diócesis sedes donde acudirá el Papa. El recorrido se
inició en Santiago de Cuba; el miércoles 21 continuó con la visita a Camagüey y Santa
Clara, regresando a la Habana en horas de la tarde. En cada lugar, la delegación fue
recibida por las máximas autoridades eclesiales y del gobierno en el territorio. Después
de visitar las sedes propuestas para las celebraciones eucarísticas, el visitante y sus
acompañantes tuvieron encuentros con las comisiones conjuntas de cada provincia, las
cuales ofrecieron información sobre las infraestructuras concebidas para las
celebraciones.
El jueves en la mañana el P. Tucci recorrió los distintos lugares a los cuales debe asistir el Santo Padre durante su estancia en la Ciudad de la Habana. Ese mismo día en horas de la noche, acompañado del Dr. Gasbarri y del Nuncio Apostólico, Mons. Beniamino Stella, fue recibido en el Palacio de la Revolución por el Presidente Fidel Castro. En el encuentro participó también la Sra. Caridad Diego, Jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
El viernes en la mañana se realizó el último encuentro de trabajo en la sede del Comité Central. Pocas horas después el responsable de los viajes papales y su acompañante partieron de regreso a Roma.
Los encuentros y visitas realizadas resultaron muy positivos. Ambas partes mostraron comprensión y buena voluntad para el éxito de este acontecimiento. Tanto el Gobierno como la Iglesia en Cuba, continuarán dando pasos en la preparación de la esperada visita del Papa Juan Pablo II a nuestro país, prevista para los días del 21 al 25 de enero de 1998 (O.M.)
DECLARACION DEL Dr. NAVARRO VALLS,
Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede,
en el Aeropuerto de La Habana al término de su visita a Cuba.
Octubre 27, 1997
En primer lugar deseo manifestar mi agradecimiento al Sr. Presidente de la República por su cortesía al haberme concedido ayer tarde la oportunidad de un largo coloquio en un clima de sincera cordialidad. Entregué al Sr. Presidente un recuerdo personal del Santo Padre. El Presidente Castro me pidió que transmitiera al Santo Padre su sentido agradecimiento y la seguridad de que él y sus colaboradores se sienten comprometidos en procurar la colaboración necesaria para que la preparación de la visita pastoral del Papa a Cuba esté a la altura de su carácter religioso y a la vez histórico en bien de la Iglesia Católica y de todo el pueblo cubano.
Como ustedes saben estos días han dado la oportunidad de mantener encuentros de trabajo con diversas autoridades cubanas particularmente del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Oficina para los Asuntos Religiosos. Me siento gustosamente obligado a mencionar con agradecimiento al Señor Ministro de Relaciones Exteriores Roberto Robaina y a la Sra. Caridad Diego.
Esas conversaciones, con la presencia del Excmo. Sr. Nuncio Apostólico de Cuba y la colaboración continua del Cardenal de la Habana y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, han servido para reafirmar la convicción de que existe un vivo interés común en que la visita del Santo Padre a Cuba sea un momento privilegiado de carácter religioso y de indudable relevancia histórica en el presente y futuro de esta nación tan querida por el Santo Padre.
Desde esa perspectiva se han examinado en profundidad y con sincero espíritu de colaboración una serie de situaciones concretas que se refieren al ya corto período restante de preparación material, pastoral, informativa y logística de aquella visita y a su desarrollo adecuado con el esfuerzo del Estado y de la Iglesia en el ámbito de la Comisión Conjunta.
Mientras hemos de expresar nuestra motivada esperanza de que el actual clima de diálogo pueda concretarse en las decisiones que serán tomadas en fechas próximas por las autoridades del país, se manifiesta una vez más el agradecimiento por la determinación en resolver problemas relacionados con la visita, principalmente de carácter material, cuya causa depende de dificultades conocidas y ajenas a la voluntad de las instancias oficiales del país.
Octubre 26, 1997
Comisión Central Eclesial Preparatoria para la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba. Casa Sacerdotal Calle 25 esq. Paseo, Vedado La Habana, Cuba. Tel. :3-5548 * Tel. / Fax :33-7019
NOTA DE PRENSA
En el día de hoy, a las 10:00 a.m., Mons. Piero Marini, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, y el Dr. Joaquín Navarro-Valls, Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, participaron en la Eucaristía presidida por el Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, celebrada en el parque central del pueblo de San Antonio de los Baños, perteneciente a la Vicaría Habana-Oeste.
Desde su llegada a Cuba el lunes 21 de octubre, ambas personalidades han cumplido un programa de trabajo que refuerza los preparativos de la visita del Santo Padre Juan Pablo II a Cuba.
Después de haberse reunido ambos con la Sra. Caridad Diego, Jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC, Mons. Marini, acompañado de su asistente, Mons. Giulio Viviani, el P. Rodolfo Loiz, responsable de la Subcomisión de liturgia de la Comisión Central Eclesial preparatoria para la visita del Papa Juan Pablo II, y Mons. Santo Gangemi, Secretario de la Nunciatura Apostólica, ha visitado las ciudades de Santiago de Cuba, Camagüey y Santa Clara, donde se ha reunido con los obispos diocesanos y responsables de la liturgia.
El Dr. Navarro-Valls ha permanecido en La Habana, donde se reunió con el Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana. Sostuvo además, siempre acompañado por el Nuncio Apostólico en Cuba, Mons. Beniamino Stella, encuentros con directivos del Centro de Prensa Internacional, el Instituto Cubano de Radio y Televisión y el Ministro de Relaciones Exteriores. El Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede mantuvo también una reunión de trabajo con los responsables de la Subcomisión de prensa de la Comisión Central Eclesial. En distintos momentos dialogó con directores de varias publicaciones católicas del país y directores de varios medios de prensa nacionales.
El Dr. Joaquín Navarro-Valls concluye hoy su visita a Cuba. Mons. Piero Marini regresará a Roma el lunes 27 de octubre, después de encontrar a los obispos cubanos en la primera jornada de la XCV Asamblea Ordinaria de la COCC.
La Iglesia cubana expresa su confianza en que esta visita, como otras anteriores, contribuya a desarrollar un clima favorable en el país, de confianza y disponibilidad, mientras espera, junto al pueblo cubano la llegada del Papa Juan Pablo II, Mensajero de la Verdad y la Esperanza.
La Habana, 26 de octubre de 1997
Comisión Central Eclesial Preparatoria para la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba. Casa Sacerdotal Calle 25 esq. Paseo, Vedado La Habana, Cuba. Tel. :3-5548 * Tel. / Fax :33-7019
NOTA DE PRENSA
La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba celebró su XCVI Asamblea ordinaria entre los días 27 - 30 de octubre pasado.
Como uno de los resultados de esta Asamblea, los obispos cubanos han redactado un documento dirigido a los miembros de la Iglesia católica y a todos los cubanos de buena voluntad.
El documento titulado "Démonos fraternalmente la paz", se destaca por su carácter estrictamente eclesial, propio del magisterio de los obispos cubanos. Poniendo énfasis en el sentido pastoral de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, expone los puntos que la Iglesia considera necesarios durante la preparación, para garantizar los frutos pastorales que debe rendir la visita del Santo Padre a Cuba.
Por otro lado, la Comisión conjunta Iglesia-Estado celebró un encuentro en la tarde del lunes 27 de octubre. En esta ocasión se trató sobre asuntos logísticos propios de esta etapa preparatoria. La parte gubernamental manifestó su disposición a facilitar, tanto como lo permitan las limitaciones materiales del país, los recursos necesarios para la transportación de los fieles hacia los lugares donde habrán de celebrarse las misas presididas por el Papa en Santa Clara, Camagüey, Santiago de Cuba y La Habana ; estos recursos son ómnibus, camiones y trenes.
Referente a la propuesta presentada por la Iglesia para la utilización de los medios de comunicación social del país, la parte gubernamental declaró que en breves semanas se concederán algunos espacios en la televisión, la radio y la prensa escrita. Estos espacios, aunque no satisfacen las expectativas de la Iglesia, deben ayudar a brindar una mayor información a la población sobre los preparativos de la visita.
Al tratarse el punto relacionado con los peregrinos católicos que desean estar en Cuba durante la visita del Santo Padre y residen en otros países, las autoridades manifestaron a la parte eclesial que se procederá de acuerdo con las reglamentaciones establecidas. Se informó también que se concederán permisos para el aterrizaje en La Habana de vuelos directos procedentes de Estados Unidos y se autorizará el arribo a La Habana del Crucero turístico con peregrinos católicos procedente de la Florida.
La Habana, 1 de noviembre de 1997
"DÉMONOS FRATERNALMENTE LA PAZ"
LOS OBISPOS CATÓLICOS DE CUBA Noviembre 1, 1997
A los católicos y a todos los cubanos de buena voluntad:
1. Muy próxima ya la visita a nuestra Patria de Su Santidad el Papa Juan Pablo II que tendrá lugar, Dios mediante, del 21 al 25 de enero de 1998, a los obispos cubanos nos ha parecido necesario, al concluir nuestra Asamblea Plenaria, compartir con ustedes algunas reflexiones sobre el significado y el extraordinario alcance de esta ansiada visita.
2. Indiscutiblemente, la visita de Juan Pablo II a Cuba, en el vigésimo año de su pontificado, se va convirtiendo en lo que ya muchos empiezan a llamar, dentro y fuera del país, el acontecimiento más importante que nuestra nación vivirá en estos últimos años y uno de los más significativos de su historia. Las expectativas crecen a medida que se acerca la fecha de la llegada a nuestra tierra del Papa misionero. Por este motivo los ojos del mundo están puestos en esta isla del Caribe y lo estarán con mayor atención aún durante los cinco días de esta visita. Junto a la expectación que suscita este acontecimiento, aumentan también las conjeturas sobre el mismo. ¿Cuántos cubanos y extranjeros emiten diversas versiones referentes al significado de la presencia del Papa en este país que tiene características políticas, económicas y sociales bien marcadas y que lo distinguen del resto del continente americano y del mundo?. ¿Qué dirá el Papa en Cuba?. Estas preguntas y otras por el estilo las escuchamos a diario en todas partes.
3. Desde que se anunció esta visita quedó fijado el contenido central de la misma: Juan Pablo II vendrá como Mensajero de la Verdad y la Esperanza. Todo cuanto él nos enseñe durante esos históricos días que estará con nosotros es preciso encuadrarlo dentro de esa afirmación; si no, quizás equivoquemos el motivo de la visita del Sumo Pontífice a Cuba, la cual es de carácter eminentemente religioso.
4. Juan Pablo II llegará a Cuba en uno de los momentos más difíciles de nuestra historia. La situación política, social y económica en los años finales del siglo XX, tal como lo hemos analizado en nuestro magisterio episcopal de los últimos años, incide en las características de la visita papal y en el quehacer futuro de la Iglesia Católica en Cuba. Justamente, para mirar con confianza hacia el futuro, los cubanos nos aprestamos a recibir al que viene como Mensajero de la Esperanza.
5. La esperanza cristiana no está reservada exclusivamente al más allá. Comienza a construirse aquí, en esta vida y en este mundo y encuentra su plenitud cuando se hagan realidad las dos últimas verdades que profesamos en el Credo: "Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro". Estas dos verdades se hallan enraizadas en la causa que las produce: la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo. Los cristianos no nos encontramos desorientados, pues tenemos una esperanza cierta hacia donde dirigimos toda nuestra vida: "el encuentro animoso con Cristo, que viene, para ser colocados ese día a su derecha y merecer poseer el Reino eterno" (Primer Domingo de Adviento).
6. Sin embargo, por esperar "unos cielos nuevos y una tierra nueva" (Apoc.21,1) los cristianos sabemos que la esperanza es necesario comenzar a construirla en este mundo. Por ello se hacen más apremiantes las palabras de Juan Pablo II cuando inició su pontificado: "Abran las puertas de par en par a Jesucristo". Para vivir la esperanza cristiana es necesario abrir las puertas de nuestros corazones a Jesucristo en nuestras familias y en todos los ambientes donde desarrollamos nuestra existencia. Abrir las puertas a Cristo no es un simple sentimiento subjetivo sin ningún compromiso con las realidades terrenas. El "abrir las puertas" significa conversión, es decir, transformación de la vida, y ésta debe ser personal y comunitaria. Cuando la conversión se vive exclusivamente de modo individual es incompleta, se halla mutilada. La esperanza cristiana y la apertura de todas las puertas a Cristo están indisolublemente unidas.
7. Tal realidad nos conduce al sujeto de la esperanza: el hombre. Este es el único ser de la creación capaz de esperar. Por el hecho de que la esperanza comienza a construirse en este mundo puede comprenderse fácilmente lo enunciado por Juan Pablo II en su primera encíclica "Redemptor hominis" (1979): "el camino de la Iglesia es el hombre". Así pues, el hombre se convierte en la preocupación constante de la misión de la Iglesia. Si la Iglesia no tuviese en cuenta esta verdad fundamental perdería la razón de su existencia, que es la de ser Sacramento Universal de Salvación para los hombres.
8. Junto a la verdad sobre Jesucristo y sobre ella misma, la Iglesia debe anunciar la verdad sobre el hombre, la cual no se reduce a un conjunto de nociones antropológicas y teológicas acerca del mismo, sino que, además, es una acción clara y sostenida por "la promoción de todos los hombres y de todo el hombre" (Populorum Progressio, 14). Por consiguiente, en el hombre, como misión de la Iglesia, se articula el doble mensaje de Juan Pablo II para Cuba: la verdad y la esperanza. El Papa viene a anunciar, al cubano de hoy, la verdad sobre Jesucristo y sobre el mismo hombre, a fin de que éste pueda tener esperanza.
9. La bimilenaria Iglesia de Jesucristo es "experta en humanidad". Ella, en cualquier lugar donde realiza su labor, por la misma índole de su misión, conoce el corazón del hombre. Nuestra Iglesia está a punto de concluir la misión preparatoria a la visita del Papa que se está llevando a cabo en las diez diócesis de Cuba. La Virgen de la Caridad ha convocado a sus hijos para escuchar la Palabra de Jesucristo. Estos acuden gustosamente al llamado de la Madre. Una vez más, como ha sucedido desde la visita a su prima Isabel, María Santísima, que es la primera cristiana, se ha convertido en la primera misionera de la Iglesia.
10. De mil maneras y por innumerables personas, la misión de la Iglesia ha sido acogida en nuestro pueblo, que profesa en su mayoría, y de diversos modos, su fe en Dios y su devoción a la Virgen de la Caridad. Múltiples obras e iniciativas en las distintas diócesis, parroquias y barrios nos han hablado en estos días del aprecio que el pueblo cubano siente por la persona del Papa. Asimismo, hemos comprobado cómo la Iglesia tiene una credibilidad y capacidad de convocatoria que la mantiene en el corazón del pueblo, del cual forma parte entrañable. Esto le permite servir mejor y a mayor número de hijos, lo cual reclama la necesidad de nuevos espacios y nuevos medios para realizar su misión.
11. Varias lecciones debemos sacar de la reciente misión. La primera de ellas es que la Iglesia en Cuba está llamada a animar la esperanza del pueblo ante el futuro. El desaliento que muestran muchas personas se convierte en una profunda llamada a la evangelización. El hombre que se esfuerza en vivir el Evangelio encuentra motivos, desde su fe en Jesucristo, para enfrentar la vida con esperanza. Pero la esperanza no es un mensaje ilusorio que adormece al hombre sin ofrecerle razones palpables para alcanzarla. La esperanza debe contar con elementos objetivos que encuentran su mejor expresión en la promoción humana. La IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano coloca como primer elemento de la promoción humana el desarrollo y la salvaguarda de los derechos del hombre (Sto. Domingo n. 164-168). Si no se trabaja en esta perspectiva no se puede hablar al hombre correctamente de esperanza. Como muy bien indicó el II ENEC (1996), el fin de la evangelización es la promoción integral de la persona humana.
12. En efecto, el hombre es una unidad de cuerpo y alma. A través de su cuerpo se relaciona con el mundo que lo rodea, y de modo especial con los demás hombres. Esto evidencia la dimensión social del ser humano (G. S. 34.39). Todo el hombre, alma y cuerpo, en su dimensión social está llamado a la promoción humana. De ahí que sea erróneo pensar en una evangelización solamente espiritual, pues no abarcaría la realidad completa del ser humano.
13. Por consiguiente, la evangelización incluye la promoción humana y la construcción de las realidades de este mundo. La Iglesia está llamada a preocuparse por ese orden en nuestra patria. Es parte de su misión. La vida personal, familiar, matrimonial, laboral, científica, técnica, económica, artística, deportiva y política constituyen el orden temporal. Estas realidades no se rigen por leyes ciegas y exclusivamente autónomas que se desarrollan al margen de la ética. Como realidades humanas que son tienen por sujeto y objeto al hombre y, por ende, necesitan de la orientación ética. Si se prescinde de ésta, el hombre puede resultar disminuido, manipulado e, incluso, deshumanizado. La ética proporciona a las diferentes realidades temporales la jerarquía de valores en la cual el hombre es siempre fin y nunca medio (cf. Mc. 2,27).
14. En nuestro país se habla con frecuencia de recuperar los valores éticos del cubano, de ir a nuestras raíces. Nos alegra que esta constatación esté en las mentes de muchos, sin embargo, no basta con decirlo, urge la ejecución de vías reales para lograrlo. La Iglesia, desde la ética cristiana, está dispuesta a contribuir en esta obra promocional del cubano, porque sabe que cuando evangeliza trabaja por la defensa de toda vida humana, la libertad, la igualdad, la justicia social y demás derechos humanos. De este modo promueve los valores éticos que facilitan el mejoramiento del hombre. El Siervo de Dios Padre Félix Varela nos recordará que "no hay patria sin virtud".
15. Sin embargo, la evangelización no se reduce a la promoción humana y al desarrollo del orden temporal, ya que la vocación del hombre es también sobrenatural. Somos diferentes al resto de las criaturas porque nos relacionamos con Dios. En la tierra, el hombre es la única criatura que Dios ha querido por sí misma (C.A. 11). La vocación sobrenatural del hombre no es un añadido a su ser, y en esta esfera desempeña la Iglesia la misión que le es más propia. Para cumplir esta misión en Cuba es necesario que la Iglesia cuente con los medios y espacios indispensables que le permitan predicar abiertamente a Jesucristo. Esta es una dimensión esencial de la libertad religiosa.
16. No debe confundirse libertad de culto con libertad religiosa. Esta implica el reconocimiento de la acción de la Iglesia en la sociedad y no limitada al libre ejercicio del culto. Junto a la actividad cultual, la Iglesia en Cuba tiene una misión profética y caritativa. Al respecto el Documento Final del ENEC nos dice: "La fe cristiana, que no es una ideología en sí misma, puede vivirse en cualquier sistema político o proceso histórico sin identificarse necesaria y totalmente con ninguno de ellos. La Iglesia no puede renunciar a dar su colaboración para mejorar los diferentes proyectos sociales que vayan encaminados al bien común, como tampoco a ejercer su misión crítico-profética frente a las realizaciones históricas concretas" (n. 419).
17. En los actuales momentos que vive la nación, la Iglesia percibe de manera especial su vocación a la fraternidad, a fin de promover la reconciliación entre todos los hijos de la nación cubana. Para eso siempre convocará, sin distinción alguna, a todos los cubanos.
18. Queridos hermanos, hemos compartido con ustedes algunas de nuestras reflexiones ante la cercanía de la visita del Papa Juan Pablo II. Sabemos que todos se preguntan por los frutos de esta visita. Estamos convencidos de que la visita del Santo Padre será como el paso de Jesucristo por la historia de nuestra Iglesia y de nuestra Patria. Este será el primero y más fundamental de todos los frutos. Pero estos podrán cosecharse con plenitud en la medida que la Iglesia pueda cada vez más:
19. 1. Predicar abiertamente a Jesucristo.
2. Animar la esperanza del pueblo ante el futuro.
3. Ayudar a la recuperación de los valores éticos personales, familiares y sociales.
4. Ver reconocido su papel positivo en la sociedad con su triple misión cultual, profética y de servicio promocional.
5. Promover la reconciliación entre todos los cubanos.
20. Estos elementos podrán ser captados por el pueblo cubano como semillas de esperanza en el futuro, al tiempo que los descubra como realidades palpables en la misión de la Iglesia Católica en Cuba. Esto se alcanzará en la medida que la Iglesia pueda contar con un espacio de mayor libertad para su misión, y de esta forma aportar su contribución al progreso y beneficio del pueblo cubano, que es uno de sus mayores deseos.
21. La Navidad nos trae este año el regalo de la visita del Papa. Nuestro pueblo ha puesto en esa visita muchas de sus esperanzas. Qué Dios, por los ruegos de la Virgen de la Caridad del Cobre, a quien Juan Pablo II coronará como Reina y Madre de Cuba, nos lo conceda! Pidamos para que la visita del Santo Padre sea el inicio de lo que es una de las mayores esperanzas: que todos los cubanos podamos darnos fraternalmente la paz.
LOS OBISPOS CATÓLICOS DE CUBA
La Habana, 1º. de noviembre de 1997.
Solemnidad de Todos los Santos
(Periodico Granma)
Los integrantes del Comité Permanente agradecieron al Comandante en Jefe la
disposición y los esfuerzos realizados por las autoridades cubanas para garantizar el
éxito de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba en enero de 1998.
El encuentro se desarrolló durante varias horas en un clima constructivo y amistoso,
dando continuidad a reuniones que han tenido lugar entre las autoridades de la Iglesia
Católica y representantes de la dirección cubana en el transcurso de estos años.
El Comité Permanente entregó a Fidel el mensaje que el Papa Juan Pablo II envía al pueblo cubano en ocasión de su próxima visita a nuestro país, que se publica en esta edición del periódico Granma.
En el encuentro participaron los compañeros Carlos Lage, José Ramón Balaguer, miembros del Buró Político, y Caridad Diego, Jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Ciudad de la Habana, 20 de diciembre de 1997.
Comisión Central Eclesial Preparatoria para la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba. Casa Sacerdotal Calle 25 esq. Paseo, Vedado La Habana, Cuba. Tel. :3-5548 * Tel. / Fax :33-7019
NOTA DE PRENSA
El jueves 18 de diciembre, se efectuó un encuentro al más alto nivel
entre la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y el Presidente Fidel Castro.
La parte eclesial estuvo representada por el Comité Permanente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), integrado por el Emmo. Sr. Cardenal Jaime Lucas Ortega, Presidente de la COCC y Arzobispo de La Habana; el Excmo. Mons. Pedro Meurice, Arzobispo de Santiago de Cuba; el Excmo. Mons. Adolfo Rodríguez, Obispo de Camagüey y el Excmo. Mons. Emilio Aranguren, Obispo de Cienfuegos y Secretario Ejecutivo de la COCC.
Acompañaban al Señor Presidente, la Sra. Caridad Diego, Jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba; el Sr. Carlos Lage, Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba; el Sr. José Ramón Balaguer, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, entre otros.
Este encuentro se produce en el marco de la preparación para la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba. Fueron tratados con precisión y objetividad todos los detalles referentes a la importante visita.
El Comité Permanente entregó al Presidente Fidel Castro el Mensaje del Papa Juan Pablo II para la celebración de la XXXI Jornada Mundial de la Paz, el 1° de enero de 1998, cuyo tema es "De la Justicia de Cada Uno Nace la Paz Para Todos". Este año, de modo especial, el Santo Padre ha dirigido su mensaje a los Jefes de Estado de todo el mundo.
El encuentro, que duró varias horas, se desarrolló en un clima positivo. En las conversaciones se abordaron también diversos temas de interés para la Iglesia cubana.
La Habana, 19 de diciembre de 1997.
Mensaje de Juan Pablo II a la Iglesia y al Pueblo de Cuba con motivo de la Navidad
Diciembre 22, 1997
Queridos Hermanos en el Episcopado, estimados sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles, queridos cubanos:
1. "Les traigo una buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor" (Lc 2, 10-11).
La fiesta de Navidad, que vamos a vivir dentro de pocos días, es una solemnidad intensamente sentida por todos los cristianos y de la que participan también hombres y mujeres de buena voluntad en todo el mundo. En ella se celebra el más grande acontecimiento de la historia: Dios se ha hechohombre. Ante ese gran día, y en la proximidad de mi Viaje apostólico a Cuba, donde llegaré como mensajero de la verdad y de la esperanza, deseo enviar a todos los hijos e hijas de esa Nación mi cordial saludo, renovándoles mi profundo afecto en Cristo.
Es motivo de gran alegría que en su País este luminoso día haya vuelto a ser festivo también en el ámbito civil, dando así a todos la posibilidad de participar activamente en las celebraciones navideñas y recuperándose de ese modo una tradición muy arraigada en el corazón de los cubanos.
La Navidad, al ser la fiesta del misterio de Dios que nos ama hasta el punto de venir al mundo y compartir nuestra peregrinación terrena, es fiesta de todos los hombres, llamados a participar de la vida divina. Se conmemora ungran misterio: "La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros" (Jn 1, 14) y "dio poder de hacerse hijos de Dios a todos los que la recibieron"(Jn 1, 12). En la sencillez y la humildad de Belén se manifestó el cambio másradical y profundo que ha conocido la humanidad, por lo que el tiempo de los hombres comenzó a contarse de nuevo en nuestra era a partir del Nacimiento de Jesús.
2. Desde el momento de la Encarnación del Hijo de Dios el hombre ya no está solo, porque Dios está con nosotros compartiendo los gozos y las penas. Él es el "Emmanuel" anunciado desde antiguo (Mt 1, 23). La Navidad es uno de los momentos más bellos y entrañables del año, en el que se manifiestan los más nobles sentimientos que anidan en el corazón humano, creando ese ambiente de alegría y serenidad, de bondad y solidaridad, que es tradicional de estas fechas. La fiesta de Navidad, con sus múltiples expresiones llenas de sentido cristiano y de sabor popular, es parte del patrimonio cultural y religioso de Cuba. En esta fecha, la Misa de Medianoche y los "nacimientos", con su particular encanto, volverán a reunir en torno a la figura del Niño Jesús, a familias enteras, alegres de acoger la luz y la paz que bajan del cielo y quieren iluminar el porvenir de todo un pueblo.
Quisiera que todos los cubanos pudieran vivir este día tan entrañable animados por la esperanza, pues sin ella se apaga el entusiasmo, decae la creatividad y mengua la aspiración hacia los más altos y nobles valores.
3. Queridos cubanos: al acercarse el momento de besar su tierra, mi llamado se dirige a todos, sin distinción de credo, ideología, raza, opinión política o situación económica. Quisiera que mi palabra llegase tanto a los que tienen la grave responsabilidad de dirigir los destinos de la Nación como a los ciudadanos más sencillos, deseándoles a cada uno prosperidad, felicidad y paz.
En esta Navidad del Señor de 1997 deseo animarles a la esperanza, viviendo en la verdad de Cristo, y con el Apóstol Pablo les digo: "El que es de Cristo es una criatura nueva; lo antiguo ha pasado y lo nuevo ha comenzado... Nos presentamos, pues, como mensajeros de parte de Cristo, como si Dios mismo les rogara por nuestra boca. Déjense reconciliar con Dios... no hagan inútil la gracia de Dios que han recibido... Este es el momento favorable, este es el día de la salvación" (2Cor 5, 17 - 6, 2)
Los católicos cubanos saben bien que iré para confirmarles en la fe, esa fe que a veces ha sido tan probada, y para proclamar juntos, como san Pedro ante Jesús: "Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo" (Mt, 16, 16). Deseo recorrercaminos de paz por diversas diócesis de Cuba, llegando hasta el corazón mismo de la Nación, a los pies de su Reina, Madre y Patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre. Sobre su excelsa frente colocaré la corona que sus hijos le ofrecen, la corona de oro purificado en el crisol de los años de la fe mantenida y con las perlas preciosas de las buenas obras de sus hijos.
Se acerca el momento en el que, con el favor de Dios, me encontraré con Ustedes en su tierra para alabar y bendecir juntos a Dios y proclamar su Palabra de vida que invita a cada uno a abrir de par en par las puertas de su corazón a Cristo, el Señor.
Espero que después de mi visita, la Iglesia, que habrá podido dar público testimonio de su fe en Cristo y de su dedicación a la causa del hombre en torno al Sucesor del Apóstol Pedro, pueda seguir disponiendo, cada vez más, dela libertad necesaria para su misión y de los espacios adecuados para llevarlaa cabo plenamente y seguir prestando así su servicio al pueblo cubano.
4. A todos los cubanos les deseo una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo, poniendo en el portal de Belén, ante los ojos de Jesucristo, el Salvador de los hombres, las esperanzas legítimas que ha suscitado mi peregrinación a suIsla, seguro de que Dios, que ha comenzado esta obra, la llevará Él mismo a su término.
En espera de impartirles personalmente la Bendición Apostólica en las celebraciones que nos disponemos a vivir próximamente, invoco del Señor toda clase de dones sobre los hijos e hijas de esa amada Nación y de nuevo les confío a la materna intercesión de la Virgen de la Caridad del Cobre, Reina y Patrona de Cuba.
Vaticano, 20 de diciembre de 1997
IOANNES PAULUS PP. II
CARDENAL JAIME ORTEGA ALAMINO,
ARZOBISPO DE LA HABANA
DURANTE LA MISA DEL DÍA 1o. DE ENERO DE 1998,EN LA S.M.I. CATEDRAL DE LA HABANA,POR LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
Excmo. Sr. Nuncio de su Santidad Mons. Beniamino Stella, autoridades de la nación, distinguidos miembros del cuerpo diplomático.
Queridos hermanos y hermanas :
El día primero del año la Iglesia retorna con los pastores al pesebre de Belén y contempla la escena entrañable del niño acostado en el pesebre. Pero esta vez, siempre abismados en la contemplación del Dios hecho hombre, fijamos nuestra mirada en María, la Madre de Dios que "conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón."
La Iglesia, comunidad de los seguidores de Jesús, el Niño de Belén, el hombre de Nazareth, el redentor crucificado y resucitado, se identifica con María y conserva todas las maravillas que Dios ha hecho por nosotros, meditándolas en su oración, y haciéndolas vida en su Liturgia, particularmente en estos días de fiesta en los que celebramos el acontecimiento que constituye la gran Bendición de Dios a los hombres. Nunca Dios ha negado su bendición a la humanidad. En la primera lectura de este día, tomada del libro de los Números en el Antiguo Testamento, ya Dios entrega a Moisés una fórmula para bendecir al pueblo. Pero al enviarnos a su Hijo, la bendición de Dios adquiere un carácter inusitado y definitivo, porque gracias a Cristo podemos llamar a Dios Padre, como nos lo dice el apóstol San Pablo en su carta a los Gálatas, que escuchamos en la segunda lectura. Saber que no somos esclavos, sino hijos y herederos es la mayor de las bendiciones del hombre. La Virgen María fue escogida por Dios para ser portadora de esta bendición al dar al mundo la luz eterna, Jesucristo Señor Nuestro.
Esta bendición trae consigo la Paz a los corazones y a los pueblos, Paz anunciada en esta tierra por el canto de los ángeles en la Noche de Navidad para todos los hombres que ama el Señor, pero que no ha sido plenamente alcanzada aún. Por esto el día primero del año, junto con sus deseos de Paz para toda la humanidad, la Iglesia celebra una jornada mundial de la Paz, proponiendo en cada ocasión a la reflexión de hombres de gobierno, responsables de la sociedad y pueblos de la tierra, algunos aspectos fundamentales de los factores que inciden directamente en la Paz.
Como cada año el Papa Juan Pablo II ha explicitado en su mensaje el lema de esta jornada :"DE LA JUSTICIA DE CADA UNO NACE LA PAZ PARA TODOS". Al explicar cómo la justicia se fundamenta en el respeto de los derechos humanos, recuerda el Papa que en 1998 se cumplen 50 años de la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Hace mención el Santo Padre en su mensaje de una afirmación de sumo interés contenida en aquella Declaración, porque en palabras del Papa , ha resistido el paso del tiempo: "La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana".
El Papa pasa entonces a hablar de las sombras y realidades nuevas y amenazadoras que en este aniversario necesitan ser consideradas atentamente, especialmente por los Jefes de Estado y Responsables de las Naciones, a quienes dirige, sobre todo, su llamado en esta Jornada.
Una de las sombras que el Papa Juan Pablo II advierte son "las reservas manifestadas sobre dos características esenciales de la noción misma de los derechos del hombre : su universalidad y su indivisibilidad".
Por universalidad quiere decir el Santo Padre que los derechos humanos son para todos los hombres y todos los pueblos y que no debe haber ninguna razón cultural o de otro orden que exima de su cumplimiento.
La indivisibilidad consiste en que los derechos humanos forman un todo: no pueden escogerse para su aplicación, por ejemplo, los derechos individuales y las libertades civiles, olvidando los derechos económicos y sociales del hombre o viceversa.
En su mensaje muestra el Papa su preocupación por la globalización de la economía y las finanzas. Constata el Santo Padre que esta es una realidad que se percibe cada vez más claramente con el progreso de las Tecnologías informáticas. Y se pregunta el Papa: "¿Cuáles serán las consecuencias de los cambios que actualmente se están produciendo? ¿Se podrán beneficiar TODOS de un mercado global? ¿Tendrán TODOS finalmente la posibilidad de gozar de la paz? ¿Serán más equitativas las relaciones entre los estados o, por el contrario, la competencia económica y la rivalidad entre los pueblos y naciones llevarán a la humanidad hacia una situación de inestabilidad aún mayor?"
Es aquí cuando el Papa Juan Pablo II propone un pensamiento muy querido por él, Dice el Santo Padre: "En definitiva, el desafío consiste en asegurar una globalización en la solidaridad, una globalización sin dejar a nadie al margen."
Otro de los factores que ensombrecen la celebración de este quincuagésimo aniversario de la Declaración de los derechos del hombre es lo que el Santo Padre llama "el pesado lastre de la deuda externa", por la cual "hay naciones y regiones enteras del mundo que corren el peligro de quedar excluidas de una economía que se globaliza". Y aquí expone de nuevo el Papa su deseo de que todas las naciones puedan beneficiarse de una reducción coordenada de dicha deuda antes del año 2000.
El tema de la pobreza entra en el mensaje del Sumo Pontífice con rasgos dramáticos. Escuchemos sus propias palabras: " ya no se puede tolerar un mundo en el que viven al lado el acaudalado y el miserable, menesterosos carentes incluso de lo esencial y gente que despilfarra sin recato aquello que otros necesitan desesperadamente. Semejantes contrastes son una afrenta a la dignidad de la persona humana... las situaciones de extrema pobreza en cualquier lugar en que se manifiesten, son la primera injusticia".
Y afirma el Papa: "Un signo distintivo del cristiano debe ser, hoy más que nunca, el amor por los pobres, los débiles y los que sufren." Deseo recordar, dice el Santo Padre a los cristianos de cada continente, la exhortación del concilio Vaticano II: "Es necesario...satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad lo que ya se debe a título de justicia." Y sobre el mismo tema sigue el Papa: "Quien vive en la miseria no puede esperar más, tiene necesidad AHORA y, por tanto, tiene derecho a recibir inmediatamente lo necesario."
Hay otras preocupaciones que el Papa expone con respecto a la justicia y la Paz, como son "la falta de medios para acceder equitativamente al crédito" y la "violencia contra las mujeres, las niñas y los niños."
Finaliza su mensaje el Santo Padre presentando el compartir como un camino hacia la Paz.
En este camino hacia el Gran Jubileo del Año 2000 recuerda el Papa que hemos comenzado el año 1998, dedicado al Espíritu Santo. "El Espíritu de la esperanza -dice el Papa- está actuando en el mundo. Está presente en el servicio desinteresado de quien trabaja al lado de los marginados y los que sufren, de quien acoge a los emigrantes y refugiados, de quien con valentía se niega a rechazar a una persona o a un grupo por motivos étnicos, culturales o religiosos; está presente, de manera particular, en la acción generosa de todos aquellos que con paciencia y constancia continúan promoviendo la paz y la reconciliación entre quienes eran antes adversarios y enemigos. Son signos de esperanza que alientan la búsqueda de la justicia que conduce a la paz".
Comenzamos, pues, el Nuevo Año no sólo con buenos deseos de paz para todos, sino convocados por el Mensaje del Papa Juan Pablo II para trabajar seriamente por la justicia.
Todo inicio de año lleva consigo algún proyecto personal o comunitario de renovación.
La Iglesia es una realidad que permanece en el tiempo, siempre fiel al plan de Dios manifestado en Cristo, que quiso fundarla sobre roca y nos prometió que las fuerzas del mal no la destruirían.
Este proyecto del Señor se renueva, sin embargo, continuamente, según las etapas de la historia y las diversas culturas. La Iglesia en Cuba se renueva hoy por el mayor número de fieles que participan en su vida sacramental y litúrgica, por el número creciente de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, por el compromiso apostólico del laicado.
Este crecimiento de la Iglesia ha seguido en estos últimos años un proceso de evolución, palabra que el Papa Juan Pablo II usa con preferencia, cuando se refiere a los cambios necesarios en la Iglesia y en la sociedad. La evolución no destruye ni deja a un lado todo lo realizado antes, no niega lo antiguo, sino que lo asume transformándolo.
Signo de esta evolución renovadora es esta Catedral de San Cristóbal de La Habana, digna y majestuosa en su estructura, que recobra lo que desde el siglo XVIII fue la apariencia de su coro canonical, para colocar en lugar central el precioso altar de mármol, siguiendo las normas litúrgicas del Concilio Vaticano II. Traigo a colación aquí las palabras de Jesús: "El reino de los cielos se parece a un armario del cual el padre de familia saca lo viejo y lo nuevo."
Se ha restaurado esta Catedral para recibir en ella al Papa Juan Pablo II y se convierte así en un símbolo de lo que será el mensaje del Romano Pontífice a su paso por nuestra tierra: como el Padre de familia, él pondrá ante nuestros ojos lo perenne de la fe y del amor cristiano y las respuestas novedosas que debemos dar, desde esa misma fe y animados por el amor, a los grandes desafíos de la hora presente.
Para esto debemos poner a Jesucristo en el centro de toda nuestra acción pastoral, como hemos colocado este altar en el centro de atención de todos los que entran a este templo.
Ahora procederemos a consagrar el altar, que en la solidez del mármol simboliza a Cristo, roca de nuestra salvación, el mismo ayer, hoy y siempre. Lo ungiremos como fue ungido el cuerpo de Jesús para ser sepultado, colocaremos dentro de la piedra las reliquias del mártir San Amancio que murió en Roma en el año 304 durante la persecución de Diocleciano, que dio su vida por fidelidad a Cristo. Porque no basta fijar los ojos del corazón en Jesús, tenemos que ser capaces de entregar cada día la vida por El. Sobre las tumbas de los mártires, en las catacumbas, celebraban los primeros cristianos la Santa eucaristía. Lo mismo haremos nosotros hoy y siempre en este altar. Sobre él quemaremos el incienso, que simboliza la oración de los cristianos que sube hasta Dios cada vez que el sacerdote presenta al Padre la ofrenda de Cristo en la celebración de la Santa Misa.
Así, en espíritu de renovación, que se afianza en la perennidad, comenzamos el año 1998, que para nosotros es el año del Papa Juan Pablo II en Cuba.
Si Jesús en Belén es bendición irrevocable de Dios, el paso en medio de nosotros de quien hace especialmente presente a Jesucristo será abundancia de bendiciones para nuestra Iglesia y nuestro pueblo.
Pocos días antes de la Navidad el Papa Juan Pablo II enviaba su mensaje al pueblo cubano que fue ampliamente difundido por la prensa escrita, la radio y la televisión. Fue, en síntesis, un hermoso mensaje de Navidad que nuestro pueblo recibió con gran amor y devoción. Aunque ya expresé personalmente por escrito y también en nombre de los obispos de Cuba estos sentimientos al Santo Padre, quiero que llegue a Su Santidad, por medio de su representante ante nosotros, el Señor Nuncio Apostólico, el profundo reconocimiento de todos los cristianos y de tantos hombres y mujeres de nuestro pueblo. Tenga a bien Excelencia, al Santo Padre que la Navidad ha sido celebrada desde un extremo hasta el otro de Cuba con alegría y esperanza. Hágale saber que los cubanos aguardamos su venida con emoción y gratitud y que su Iglesia en Cuba, en esta Navidad, ha alabado a Dios por su inminente visita y se apresta, como los pastores en la Noche de Belén, a ir al encuentro del Supremo Pastor para "ver esto que ha hecho por nosotros el Señor".
A la Madre de Dios, que " guardaba todas esas cosas en su corazón" le pedimos que guarde la fe de nuestra Iglesia en Cuba, que guarde a Su Santidad el Papa Juan Pablo II y lo fortalezca en su misión y nos dé a todos el coraje de trabajar por la justicia para que reine la paz.
Buenas noches, periodista Martínez Pírez, gracias a usted, gracias a la Televisión cubana, gracias porque esta visita del Papa Juan Pablo II a Cuba me da la oportunidad de dirigirme a ustedes, queridos hermanos y hermanas.
Permítanme que los llame así, como acostumbro a hacerlo cada vez que voy a dirigir la palabra a aquellos que se reúnen el domingo para la celebración de la misa o en cualquier ocasión en que tengo la oportunidad de encontrarme con ellos.
Hermanos y hermanas: porque todos los cubanos podemos sentirnos miembros de una gran familia.
Claro que yo no vengo a anunciarles la visita del Papa Juan Pablo II. Esta noticia es muy conocida, su visita es esperada, es tema de conversación en las calles, en los centros de trabajo, en donde quiera que se reúne un grupo de personas; pero si quisiera en esta noche, valiéndome de esta oportunidad tan especial, poder llevarles a ustedes lo que considero fundamental en la visita del Papa Juan Pablo II a nuestro país, como lo es en todos sus viajes al mundo entero y que no solamente lo es y -así lo entiendo- para los cristianos, los católicos, sino para todo hombre de buena voluntad que se disponga a recibir el mensaje que el Papa nos va a dar.
Quizás para esto tendríamos que remontarnos a más de 2 000 años atrás, cuando el Señor, allá en la ciudad de Cesarea de Filipo, en los límites de Galilea, al norte, se dirigió un día a ese grupo de discípulos que El había nucleado a su alrededor y le preguntó a ellos ¿quién dice la gente que yo soy?
Comenzaron entonces cada uno a contestar, según lo que había recogido en sus medios habituales. Unos dicen que Tú eres el profeta Elías que ha vuelto a la tierra, o que Tú eres un gran profeta. Entonces El les hace una pregunta directa, dirigida a ellos: y ustedes ¿quién dicen que soy Yo? Simón, tomando la palabra, responde: "Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo", y entonces Jesús responde: "Dichoso tú Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Y Yo te digo a ti que tú eres Pedro, que significa piedra, y sobre esta piedra, edificaré mi Iglesia y el poder del mal no la derrotará, y a ti te doy las llaves del Reino de los Cielos".
Ese es el momento que explica, aunque parezca distante en el tiempo, el momento que nos aprestamos a vivir los cubanos en breves días. La respuesta de Pedro a Jesús: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo", esa respuesta, le valió que fuera tomado, seleccionado, como guía de todo el grupo apostólico y de la Iglesia, de parte del Señor. Y desde Pedro hasta hoy, en una cadena ininterrumpida de casi 2,000 años, esa ha sido la misión que ha tenido siempre el sucesor de Pedro. Así llamamos al Papa. El Obispo de Roma es el sucesor de Pedro y es el que tiene la misión de decirle al mundo entero que Jesucristo es el Hijo de Dios. A esto viene el Papa a Cuba. Viene a cumplir con la misión que el Señor le encomendó a Pedro y a todos sus sucesores: anunciar al mundo a Jesucristo, el Hijo de Dios vivo.
Ya antes de su venida, en el mensaje que el Papa Juan Pablo II dirigió al pueblo cubano, difundido por la radio, por la televisión, por la prensa, que muchos de ustedes, la gran mayoría, ha escuchado, ha leído, en este mensaje, el Papa nos decía, dada la cercanía de la Navidad, que la fiesta de Navidad era tal porque celebrábamos el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre. Esa es la noticia que el Papa siempre debe comunicar. Y ustedes me preguntarán: ¿bueno, pero qué importancia puede tener para nosotros cubanos, que el Papa nos venga a decir que Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre?
Habrá muchos que ya lo creen y para ellos no será una noticia nueva. Habrá otros que quizás no lo aceptan y pudieran aceptarlo, pero ¿qué fuerza, dónde ve usted la fundamentalidad, la esencialidad de esta noticia que el Papa nos quiere dar?
Fíjense en esta misma frase: Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre. Hay dos afirmaciones en ella que contienen los dos elementos de una verdad. La grandeza del Dios que se inclinó hasta nosotros, hasta el ser humano, y la grandeza del hombre, hasta el punto de que Dios haya venido a estar con nosotros pero a hacerse parte de nuestra humanidad. Si la noticia en sí misma nos parece ya conocida, sus consecuencias tienen un valor inapreciable para el creyente y para el no creyente para todo aquel que se decida a aceptar el mensaje de Jesucristo, porque es la dignidad del hombre la que queda exaltada en esta visión de la humanidad, en el seno de la cual viene el mismo Dios a compartir nuestra suerte.
Ya en el Antiguo Testamento, siglos antes de Jesucristo, hay una hermosa reflexión acerca de Dios y del hombre. En el Salmo 8 la encontramos:
"Señor Dios nuestro,
¡Qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!Cuando contemplo el cielo y las estrellas,
la luna que has creado.
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano para darle poder?Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies".
Esta es la visión del hombre que aparece ya en la tradición judeo-cristiana, que se refuerza con la venida de Jesucristo a la tierra a ser parte de nuestra humanidad. Si el hombre ha sido exaltado por Dios hasta el punto de que un miembro de nuestra humanidad fue escogido para que la divinidad estuviera presente en él, Jesús de Nazaret, nuestro salvador, nosotros tenemos que mirar al hombre con una mirada transformada, nueva. Es increíble la dignidad del ser humano. Si el autor antiguo se sorprendía de lo que fuera el hombre para que Dios se ocupara de nosotros, mirando cómo nos ha amado tanto que nos envió a su Hijo Jesucristo, nos quedamos realmente maravillados. Y hay que sacar las consecuencias. La dignidad del hombre, la fe cristiana, es al mismo tiempo una fe y una visión humanista del mundo. Profundamente humanista. No puede haber en la religión cristiana nadie que pretenda reclamarse de ser seguidor de Jesucristo nuestro Señor, no puede haber ningún tipo de evasión de la realidad. Preocupa a veces una religiosidad que se vuelve ritos, ceremonias, o que se vuelve solamente rezos evasivos sin preocupación por el hombre concreto. Cuando esto ocurre allí no está el sello de la verdad, porque dice San Juan el Apóstol, quien dice que ama a Dios a quien no ve, y no ama a su prójimo a quien ve, es un mentiroso. Esta es la médula de la fe cristiana: la dignidad del hombre.
Cuántos escritos del Papa Juan Pablo II, cuántos llamamientos desde aquella primera carta que dirige al mundo entero diciendo: El hombre es el camino de la Iglesia, el hombre con sus problemas, con sus angustias, con sus anhelos, con sus esperanzas, ése es el camino que la Iglesia tiene que recorrer, alcanzarlo, para siempre tenderle una mano y levantarlo y hacerle comprender cual es su dignidad. En cuantos escritos del Santo Padre encontramos esto expresado de muchas maneras, con respecto a la dignidad del trabajo humano, a la grandeza del hombre en sí mismo y el respeto que merece.
Yo he tenido la oportunidad de tratar bastante al Papa Juan Pablo II. Mañana hará 19 años que soy Obispo. El fue quien me nombró. El me nombró primero Obispo de Pinar del Río y tres años más tarde, Arzobispo de La Habana. Pocos meses después de mi consagración como Obispo, tuve la oportunidad de visitar por primera vez al Santo Padre. Me invitó a su mesa y desde aquella vez, cuántos encuentros personales en las visitas que los obispos hacemos periódicamente a Roma de tú a tú, cuántos encuentros con grupos de obispos, cubanos o de otros países latinoamericanos o del mundo, en los cuales he podido sentir todo aquello que el Papa lleva en su corazón con respecto al ser humano, con respecto a su dignidad.
Primero con respecto a los derechos fundamentales del hombre, su derecho a la vida. Su derecho a la vida desde el seno materno. Por lo tanto su rechazo total al aborto. Su respeto a la vida como un don sagrado de ese ser humano irrepetible que Dios llama a la vida. Cuando después de redactado el Catecismo Católico, el Papa en una revisión muy inmediata, al poco tiempo, pidió que las palabras que parecían conceder alguna posibilidad de castigo válido a la pena de muerte fueran quitadas del Catecismo Católico. No cree el Papa que pueda esto ser un modo válido de prevenir el mal en la sociedad. La defensa de la vida, para el Papa, es el primero de todos los deberes, porque es el primero de todos los derechos del hombre. Pero después ese hombre debe ser alimentado, cuidado en su salud, debe ser un hombre educado, que tenga la posibilidad de adquirir la cultura necesaria para desenvolverse en la vida.
Recientemente el Papa ha hablado fuertemente sobre el grave problema del hambre en el mundo, por ejemplo. Ha hablado de la miseria de los pueblos. Ha hablado de esto que él llama la primera de las injusticias: la pobreza, en la cual una parte mayoritaria de la humanidad se encuentra hoy.
Cómo el Santo Padre tiene una visión, que repite en su último mensaje de la paz, una visión muy completa de los derechos del hombre. No pueden tomarse unos derechos y dejar otros. No se puede hablar de ciertas libertades olvidando los derechos fundamentales a la alimentación, a la posibilidad de tener medios para sanar las enfermedades, para estudiar y desarrollarse. No puede haber una selección de derechos. Todos son complexivos, todos son complementarios, todos deben de tenerse en cuenta y no pueden olvidarse estos derechos, que están muy olvidados en gran parte de la humanidad: el derecho a la alimentación, el derecho al sustento, al pan de todos los días.
El Papa es un hombre con preocupaciones muy concretas. Preocupaciones por la familia. Por la familia porque en la familia el hombre no sólo aprende el lenguaje, su comportamiento inicial, aprende a vivir, aprende los sentimientos, aprende su capacidad de relacionarse.
El Papa se preocupa por la juventud. Pero sin embargo, yo diría, cree en la juventud. Es capaz de reunir centenares de miles de jóvenes venidos del mundo entero, no para hablarle concesivamente de que todo está permitido, sino para presentarles a veces las exigencias de una vida en algunas de sus variantes o presentaciones, dura o sacrificada y, sin embargo, vemos a la juventud vibrar con este hombre -que es ya un anciano- y aclamarlo, y recibir su mensaje.
El Papa cree en los valores humanos. Cree en la posibilidad de que los valores sean aceptados por la humanidad de hoy. Los valores que fluyen del Evangelio pero que son también valores muy humanos y no deja de presentar estos valores.
El Papa cree en la libertad. En la libertad entendida al modo cristiano, que es el único modo en que no es ni un exceso ni un defecto de la misma. Una libertad, no para hacer lo que nos dé la gana, no para cumplir con nuestros deseos a veces caprichosos, no para no ser guiados u orientados por nadie. No. Una libertad que se base en la verdad. En la verdad que el hombre debe buscar, para que esa verdad, según frase del Evangelio, lo haga libre.
La verdad lo hará libre y capaz de ser dueño de su destino, de elegir entre lo bueno lo mejor, no según una veleidad o un tipo de placer que lo solicita en un momento, sino según aquello que hay en el corazón del hombre, que es lo mejor. Hay que encontrar la verdad. Por eso el hombre dice el Santo Padre, debe tener la posibilidad siempre de buscar la verdad, para encontrándola, tener acceso a la verdadera libertad que lo librar< de sus caprichos, de sus inercias, de sus faltas de entusiasmo, de su postración ante la vida.
Todo esto es lo que el Papa siente, cree, lo que él propone. Es un luchador, el Papa Juan Pablo II. Conocemos su historia personal. La historia de él en su niñez y juventud. Especialmente como joven. El Papa nació en Polonia, ama profundamente a su patria. Es el único, quizás, de los pontífices que hemos conocido en los últimos años que no cesa de hacer referencia al amor a la Patria. está convencido que esto no está reñido con la fe cristiana ni con la universalidad de su cargo. El es de Polonia y él ama profundamente a su Patria.
En Cuba tendremos una celebración cargada de sentido patriótico, cuando el Papa en Santiago de Cuba corone a la Virgen de la Caridad como Reina y madre de Cuba y haga una reflexión sobre el amor a la Patria, el servicio a la Patria. El puede hacerlo. El ha conocido en su país la terrible guerra mundial, la segunda, vivió la ocupación nazi. Durante esa ocupación tuvo que estudiar clandestinamente su carrera eclesiástica, no en un seminario organizado. Se ordenó de sacerdote también en forma casi clandestina. Polonia fue el eje, como lo ha sido a través de la historia, de muchos conflictos en Europa. Terminada la guerra no pudo el país, según sus aspiraciones nacionales, acceder a una independencia completa y Polonia se vio asociada, según los acuerdos de Yalta, a todo el mundo que estaba bajo la Unión Soviética. Siempre el polaco sintió esto como algo que era lesivo de su nacionalidad, de su patriotismo. El Papa vivió también esa etapa.
Cuando ya en Roma llamado a este cargo de ser el pastor universal de la Iglesia contemplaba los acontecimientos de su país desde lejos, también estaba preocupado. Soy testigo de su preocupación. Se preocupaba por el futuro y después por lo que podía ser la nueva realidad de su patria y de otros países de esa misma área geográfica del este de Europa. Muchas doctrinas económicas, muchos modelos importados del oeste venían a imponer quizás, y está pasando no solamente allí sino en el mundo entero, un estilo económico de carácter liberal que en muchas ocasiones trae la pobreza en el seno de los países o empobrece a unos pueblos en detrimento de otros, o enriquece a muchos para hablar con propiedad, en detrimento de otros.
Ha habido para el Santo Padre toda esta preocupación. Le preocupa cualquier tipo de sanción económica, de medida económica que pueda dañar a los pueblos, que pueda dañar concretamente a una región de la tierra, a un país, y rechaza claramente estas medidas como lo ha hecho con los embargos o bloqueos de Iraq, de Cuba, en más de una ocasión, y de otros países también. Todo este sentir del Santo Padre, proviene de aquello primero que yo decía, mis queridos hermanos y hermanas y que él gritó en la Plaza de San Pedro con fuerza en su primer mensaje al mundo, en la misa en la cual inauguraba su pontificado. Abran las puertas a Jesucristo. Si las puertas de los países, de los gobiernos, de los corazones, de los hogares, se abren a Jesucristo, va a haber una transformación, porque los valores que aporta el Evangelio son éstos que preocupan al Santo Padre. No es un hombre lúcido, inteligente, estudioso y preocupado. Es un creyente, profundamente fiel a su Señor, que no quiere otra cosa sino que el hombre, que ha sido exaltado por la venida de Jesucristo, tenga toda su dignidad, toda su grandeza.
Nos ha acompañado durante toda esta presentación la imagen de la Virgen de la Caridad, nuestra Madre. La Virgen María de la Caridad, Madre de Jesús, ha servido para preparar la visita del Papa a Cuba en nuestras iglesias donde miles y miles de cubanos han ido a visitarla y a orar por esta visita. Yo quisiera concluir pidiéndole a ella, la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, que se uniera a nuestra oración, ante Dios nuestro Padre, pidiendo por su Hijo Jesucristo que esta visita del Papa a Cuba traiga a los cubanos todos una gran bendición. Yo la veo como un paso de Dios por nuestra historia, como un paso de Jesucristo y recordemos aquellas palabras del mismo Pedro, hablando un día ya en los comienzos de la Iglesia: Jesucristo pasó haciendo el bien. El Vicario de Cristo, cuando pasa, dejará un gran bien y los valores que él propondrá y las actitudes espirituales que propondrá, serán un bien no sólo para nosotros los que creemos en Jesús, los que creemos en su entrega por nosotros en la Cruz y en su Resurrección gloriosa, sino que lo será para todo nuestro pueblo.
Con estos pensamientos los dejo, queridos hermanos y hermanas. Esperando la llegada del Santo Padre les doy a todos mi bendición.
Nota del Periodico Granma anunciando la comparecencia Del Cardenal en la TV Cubana
Martes, 13 de enero de 1998
El Canal CubaVisión transmitirá en vivo, hoy martes a las 10:00 pm, una comparecencia del Arzobispo de la Habana, Cardenal Jaime Ortega Alamino, relacionada con la próxima visita a Cuba del Papa Juan Pablo II.
Debido al alto número de visitantes que se espera lleguen a nuestro país en la segunda quincena del mes de enero con motivo de la visita del Papa Juan Pablo II, se ha decidido que los propietarios de viviendas que se dispongan a arrendar habitaciones en el período del 15 al 31 de enero lo podrán hacer sin necesidad de inscribirse ni pagar el correspondiente impuesto que establece el decreto Ley No. 171. Se mantiene vigente la obligación de informar a las Oficinas del Carné de Identidad los datos establecidos sobre los extranjeros a los que se den alojamiento.
En el caso de los propietarios que están inscritos para ejercer este derecho de arrendar, se eximen de la obligación del pago del impuesto por esta actividad durante el período señalado, o sea, que solo abonarán la mitad de los impuestos correspondientes al mes de enero.
13 de enero de 1998
Ministerio de Finanzas y Precios
Instituto Nacional de la Vivienda
COMPARECENCIA DEL EXCMO. MONS. CARLOS JESUS BALADRÓN VALDÉS, OBISPO AUXILIAR DE LA HABANA, ANTE LAS CÁMARAS DEL CANAL CH-TV, DE LA TELEVISION CUBANA, EL VIERNES 16 DE ENERO DE 1998, A LAS 6:00 PM.
Periodista: Muy buenas tardes, habaneros. Solo faltan cinco días pare que tenga lugar en esta capital, el acontecimiento histórico que significa el arribo a nuestra ciudad de Su Santidad Juan Pablo II. Con tal motivo, hoy tenemos en esta telemisora local, la presencia de Mons. Carlos Jesús Baladrón Valdés, Obispo Auxiliar de La Habana, quien ofrecerá una comparecencia especial, en vivo, aquí en CH-TV.
Mons. Baladrón: Queridos hermanos: católicos, cristianos, no católicos, creyentes o
no. Querida porción de nuestro pueblo cubano que vive o reside en La Habana, y a quienes
tengo el honor de dirigirme en esta tarde.
Acaban de escuchar ustedes que solo faltan cinco días para que recibamos con entusiasmo y
alegría al Papa Juan Pablo II en nuestra tierra cubana. Llenos de esperanza, esperamos al
sucesor de Pedro, aquel que nos presenta con fuerza la Sagrada Escritura. Aquel Pedro, el
mismo apóstol al que Jesucristo le dijo: "Tu eres Pedro - que quiere decir
piedra - a ti te daré las llaves: lo que ates, será atado, y lo que desates, será
desatado" (Mt. 16, 18-19), significando así la enorme autoridad que le otorgaba.
También la enorme responsabilidad sobre unos hombros frágiles. Pero al mismo tiempo
haciéndolo fundamento de su Iglesia, a la que garantiza su protección cuando dice que la
muerte, las fuerzas del mal, nunca la podrán vencer (Mt. 16, 19).
No se entiende a Pedro sin la Iglesia, como no se entiende a la Iglesia sin Pedro, porque es el mismo Jesucristo quien los unió inseparablemente. A nombre de la Iglesia que él preside, el Papa Juan Pablo II viaja por todo el mundo. Anuncia el mensaje de Jesucristo, como sucesor de Pedro, y confirma en la fe y en la caridad a sus hermanos. Viene a Cuba a confirmar la fe de los cubanos. Viene a Cuba porque personalmente ya el Papa nos tiene en su corazón. Viene a Cuba porque quiere que la Iglesia sirva a nuestro pueblo y encarne en medio de él a Jesucristo, que dijo: "No he venido a ser servido, sino a servir" (Mt. 20, 28).
Este servicio que debe desempeñar la Iglesia debe entenderse como servicio pastoral en la fe, en la esperanza y en el amor. No debe confundirse con otros, también servicios, que desempeñan los hombres entre si, en sus estructuras y organizaciones. La organización de la Iglesia, en su manera de hacerse visible a los hombres, con sus templos, con su propia organización humana, está en función de este servicio fundamental: anunciar con fidelidad el mismo mensaje que mandó a transmitir Jesucristo cuando dijo, como se recoge en la Sagrada Escritura, al final del Evangelio de San Mateo: "Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir cuanto Yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia" (Mt. 28, 19-20).
Porque sabe bien Jesús que, siendo su discípulo, cualquier persona será mejor, y podrá ser más feliz. Porque un verdadero discípulo de Cristo es bueno. No aparenta ser bueno - el que aparenta lo que no es, se engaña a si mismo - sino que lucha con toda su fuerza, y con la fuerza que recibe de Dios, para ser mejor cada día. Su bienestar, entonces, vendrá desde el interior y se manifestará en todas sus acciones. Y podrá contagiar con su alegría a quienes le conozcan, y transmitir una vida distinta. Con su entusiasmo y esperanza, alentará a todos, y transmitirá que la vida es buena, y que hay que vivir con entusiasmo, aun en medio de muchas situaciones tan difíciles de la vida en las que cada uno pueda encontrarse.
E1 progreso personal de aquel discípulo de Jesucristo será entonces más firme, más maduro, más estable, más libre, más consciente, porque procede del convencimiento, pero al mismo tiempo de la propia experiencia. Porque a Jesucristo no sólo se le conoce y se le entiende , sino que también lo experimenta todo aquel que lo deja entrar en su vida.
Así la Iglesia, que esta formada por los hombres que quieren vivir en Jesucristo, unidos al Papa, a sus pastores, a los sacerdotes, tiene un papel insustituible en medio de los pueblos. También en el nuestro. Contribuye, y quiere contribuir, al mejoramiento humano; es y quiere ser factor de progreso, porque ayuda a mejorar al ser humano desde el interior, desde el corazón, desde su propia conciencia. Y así, siendo cada uno mejor, contribuirá a que todo progrese a su alrededor, teniendo así una incidencia en todos los campos del desarrollo humano, del desarrollo de los pueblos: en la cultura, la ciencia, la educación, en la economía, en la política. Nuestro José Martí dijo claramente: "Haga hombres quien quiera pueblos".
En nuestro ultimo mensaje, los Obispos cubanos expresábamos a los católicos y a todos los cubanos de buena voluntad nuestras aspiraciones, cuando precisábamos como podrán cosecharse mejores frutos después de la visita del Santo Padre a nuestra Patria, y en todo momento; y cómo la Iglesia podrá contribuir al mejoramiento y progreso de nuestro pueblo. Así, en este mensaje expresábamos nuestra aspiración a poder predicar abiertamente a Jesucristo; a animar la esperanza del pueblo ante el futuro; a ayudar a la recuperación de los valores éticos, personales, familiares y sociales; a que sea reconocido el papel positivo de la Iglesia en la sociedad, con su triple misión cultual, profética y de servicio promocional a nuestros hermanos; a promover constantemente la reconciliación entre todos los cubanos y a hacerles conocer que el amor de Dios puede encarnarse en todos los pueblos cuando escuchan la voz de Jesucristo.
Queridos hermanos, recibamos al Papa Juan Pablo II con ese entusiasmo que nos caracteriza. Unámonos en oración a la intercesión de la Virgen de la Caridad del Cobre, nuestra Madre, para que la visita de Juan Pablo II a Cuba sea como el paso de Dios por nuestra historia.
Con gran amor, y con mucho cariño, quiero que ahora reciban mi bendición, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.
Periodista: Ha sido Mons. Carlos Jesus Baladron Valdes, en una comparecencia especial, en vivo, en los estudios de CH-TV.
Conferencia de Prensa ofrecida por el Emmo. Sr. Cardenal Jaime Ortega y Alamino en la tarde del lunes 19 de enero de 1998, cuarenta y ocho horas antes de la llegada del Santo Padre.
CARDENAL: Buenas tardes a todos. Gracias por su presencia aquí que es muy numerosa, les pido mis excusas por las veces en que ustedes, muchos de ustedes han querido tener conmigo algún tipo de encuentro, entrevista, hacerme algunas preguntas en algún lugar y he tenido que decirles que después o en una conferencia de prensa posterior, piensen en lo numeroso que ustedes son y sobre todo en la escasez de nuestro tiempo, nuestro tiempo para preparar la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, esto ha ocupado la atención de los Obispos de Cuba, también más especialmente del Arzobispo de la Habana como Presidente de la Conferencia Episcopal Cubana ha ocupado nuestro tiempo porque lo fundamental es la Iglesia de Cuba en la preparación de la visita del Papa. Esa es mi responsabilidad, es mi gran tarea ha sido la que ha pesado sobre los hombros de los Obispos cubanos, de la Conferencia Episcopal especialmente del Comité Permanente y del Presidente del Presidente de la Conferencia que es este servidor de ustedes. Por lo tanto no es simplemente una ocupación de tipo burocrática sino un verdadero esfuerzo para trazar las líneas aquellas que la Iglesia quiere que sean realmente las de la visita papal que están muy en consonancia con lo que quiere el Papa Juan Pablo II. El Papa anheló esta visita a Cuba. La iniciativa pudiéramos decir que proviene de una invitación de la Conferencia Episcopal Cubana que es simultánea a un deseo profundo del Papa Juan Pablo II de visitarnos Esto es lo que en último término constituye el fin de la visita papal, satisfacer la invitación de los Obispos Cubanos que en nombre de toda la Iglesia de Cuba se la presentaron al Papa Juan Pablo II hace ya muchos años satisfacer un profundo deseo del Santo Padre de visitar esta porción del pueblo de Dios de la Iglesia que peregrina en Cuba a la cual el quería personalmente de manera directa visitar, animar, confortar en su fe. Por lo tanto era muy importante esta preparación. Quizás si algunos de ustedes hubieran sido periodistas del patio que se me hubieran acercado para una entrevista que se iba a producir para comunicar juntamente con el pueblo nuestro nuestras inquietudes, nuestro deseo hubiera no digo yo más disponible sino hubiera considerado esto como un tiempo privilegiado para hacerlo, pero en el caso de que es para el mundo entero prefiero que haya sido así, reunidos todos ustedes ya en esta inmediatez de la visita papal, ya con la emoción de la cercanía del viaje del Papa a Cuba, cuando sentimos ya en la Iglesia que nuestra preparación ha sido buena y en algunas ocasiones excelentes, superando todos nuestros cálculos. El pueblo de Cuba ha acogido de los comienzos del año 1997 toda la misión preparatoria que la Iglesia ha hecho en Cuba La Iglesia ha trabajado en profundidad durante este tiempo, hemos visto la respuesta del pueblo primero a la gran misión que se hizo con el Evangelio de San Marcos, a las visitas a las casas anunciando ya que el Papa vendría y anunciándoles a Jesucristo nuestro Señor. Hemos visto después no solamente a unos miles ni a decenas de miles sino a cientos de miles de cubanos acercarse cuando la Virgen de la Caridad Patrona de Cuba peregrinaba por nuestras parroquias en todo el país acercarse multitudinariamente a las iglesias acompañarla en las calles dar muestra de una fe que quizás dormida quizás oculta se manifestaba ahora. Sinceramente les digo que es el sentir de los Obispos de Cuba esto para nosotros ha sido algo inesperado en cuanto a la manifestación de realidades espirituales que podíamos constatar muchas veces pero que no se han expresado sino en este período preparatorio; de tal manera ha sido rico este año de preparación de tal manera hemos visto, no un despertar religioso en un sentido de un "revival", sino un verdadero renacer o volver a unas raíces y reencontrar una tradición de fe, de acercamiento a la Iglesia en muchos aspectos. Aún desde el punto de vista cultural hemos constatado esto, que algunos Obispos cubanos me decían - yo comparto su opinión - si el Papa no hubiera venido, lo cual hubiera sido para nosotros una gran tristeza y gracias a Dios no será así, los frutos desde meses anteriores a esta visita la Iglesia cubana ya los había recogido. La Iglesia cubana ha convocado profundamente al pueblo de Cuba lo sentimos, lo sabemos, desde hace algunas semanas, que su convocación profundamente espiritual sería la que llenaría las plazas, tanto en Santa Clara, en Camagüey, en Santiago como en la Habana de todos esos cubanos creyentes, quizás algunos no creyentes, de todos aquellos que han sentido este llamado y que nosotros hemos podido comprobar que no solamente lo han aceptado, sino que lo han agradecido. Esta para mí, ha sido la gran tarea y ustedes, creo que a posteriori, muchos de ustedes que llevan tiempo en Cuba o que ya llevan algunos días preparando este evento extraordinario, pueden comprender porque hemos estado tan sumergidos en esta tarea que es fundamental: que la visita del Papa, que es profundamente religiosa, que es una visita del Papa a la Iglesia de Cuba y al pueblo cubano en general, esté muy bien preparada en este orden: en el orden que nos corresponde a nosotros en el orden fundamental de la visita, porque si bien el Papa es un jefe de Estado un minúsculo estado como es el Vaticano, si bien el Papa es una personalidad ilustre y una autoridad moral en el mundo, el Papa es ante todo el sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, el que hace presente a Jesucristo y así es como él concibe su misión. Para esto viene; así es como nosotros lo esperamos... Después de este pequeño exordio pues me dispongo a escuchar sus preguntas.
AP: Buenas tarde Señor Cardenal yo quisiera preguntarle por fin como se quedó el arreglo para televisar las misas en las provincias y si usted está de acuerdo o no con este arreglo?
CARDENAL: Creo que por las informaciones que ustedes tienen conocen como quedó. Nosotros desearíamos que al menos la Misa de la Coronación de la Misa de la Caridad del Cobre, Patrona de todos los cubanos, fuera también trasmitida a toda la población cubana porque interesa a todo nuestro pueblo la Misa del Sábado en la mañana en Santiago de Cuba y si al menos las transmisiones de la Misa en Santa Clara y Camagüey no pueden ser en directo también desearíamos que fueran diferidas más tarde en los horarios en que transmite la televisión cubana. Estos son nuestros deseos lo que se expresó oficialmente bueno ya usted lo conoce.
ANSA: Buenas tardes Señor Cardenal: cuando visita el Papa un País se estila que se liberen presos políticos. Usted podría confirmar si está planteado esto, si la Iglesia Católica ha planteado la amnistía de presos políticos y si entre estos presos políticos estarían cuatro críticos disidentes del gobierno del Sr. Castro.
CARDENAL: Acerca de esto no tengo ninguna información que dar
Televisión Colombia: Cardenal buenas tardes ¿a qué atribuye Usted la causa principal para que en los últimos días como usted ha dicho ciento de miles de cubanos hayan despertado esa fe que usted dice que tenían dormida?
CARDENAL: No digo en los últimos días, decía que en el último año ha habido una mayor expresión de algo que constatábamos desde años anteriores. No se trata de un proceso ( y utilicé la palabra de un despertar violento ). Se trata de una expresión de algo que habíamos constatado pero que se ha expresado más durante este año de la preparación de la visita papal
EFE: Monseñor recientemente usted se entrevistó con el Presidente Fidel Castro. ¿qué puede decirme de esa entrevista?¿ qué tal fue y si se puede saber que hablaron?
CARDENAL: Hablamos mucho del viaje del Papa, hablamos mucho de la Iglesia. Fue una conversación centrada en los temas que yo he abordado con ustedes. Hablamos de la gran misión preparatoria de la visita del Papa, de esa misión a la cual me refería. De los miles de cubanos que habían ido a la misión acompañando a la Virgen de la Caridad, de lo que eso significaba para nosotros como pastores de la Iglesia de la gran responsabilidad que teníamos de esto como los guías espirituales de los católicos cubanos. Ver esa manera de expresar sentimientos religiosos, actitudes espirituales, esto nos comprometía mucho a nosotros. De esto hablamos largamente con el Presidente: de los valores que la Iglesia presenta, los valores familiares, los valores sociales, todo lo que la Iglesia puede aportar a una sociedad. De toda la función social del mensaje cristiano. Puedo decirles que abordamos una amplia gama de temas en profundidad. No se trató de un diálogo anecdótico y creo que hablando genericamente y al decirle que fue el centro de nuestra conversación, la Iglesia en Cuba, su misión, la visita del Papa Juan Pablo II a esta Iglesia y a este pueblo nuestro; ustedes pueden imaginar como sería de amplia la gama de temas relacionados con estos puntos que hemos tratado con él.
REFORMA: Señor Cardenal dos preguntas, primero quisiera saber ¿qué opinión le merece la convocatoria del Presidente Fidel Castro y luego de otras organizaciones políticas de Cuba, a la población a inundar las plazas en una convocatoria paralela a la de la Iglesia?. Segundo: un grupo de practicantes de las religiones afrocubanas se quejan de que han sido excluidos del encuentro ecuménico del Papa con representantes de otras religiones, a pesar de que ellos alegan haber sido bautizados y también dicen que son la mayor parte en Cuba o sea una religión mayoritaria ¿que opinión le merece, cual es la causa de esta exclusión? Gracias
CARDENAL: Creo que la convocación debe ser simultanea no me atrevo a decir paralela, que tiene una connotación especial. He dicho que la Iglesia desde hace un año convoca. La Iglesia ha hecho no una labor de propaganda con respecto a ir a un lugar, sino ha presentado la figura del Santo Padre, ha anunciado a Jesucristo a quien el Papa representa, ha visto este despertar religioso del pueblo. Esa es la gran convocación que se ha hecho, que es en dos aspecto primera: primera en el ámbito de lo fundamental, de lo raigal; y primera en el tiempo porque la comenzamos a hacer desde los comienzos del año pasado hasta el día de hoy. Esta es la gran convocación, la que nos corresponde a nosotros y la que tendremos que hacer hasta el último momento, siempre con nuestro lenguaje, con nuestra manera propia de invitar, de concitar el interés para que todos respondan libremente de una manera espontánea los que lo deseen a esta invitación que hacemos para recibir al Papa como lo que es, como el Pastor de la Iglesia, pero que puede también tener un mensaje de amor, de fe, de esperanza para todo el pueblo cubano. La convocación evidentemente que puede hacerse para el recibimiento del Papa el próximo día 21, pasado mañana, es una convocación a todo el pueblo para recibir a alguien que nos visita como Jefe de Estado; un poco diferente a la convocación a la Misa es una convocación directa a la cual todos está invitados. Es lo mismo que, el lenguaje que hablamos nosotros no es el mismo lenguaje que se habla oficialmente pero yo no quisiera ver en esto ningún paralelismo ni mucho menos una especie de lucha de competencia, sino algo que ocurre simultáneamente ante un hecho que nos interesa mucho a todos. Con respecto a las religiones afrocubanas, a las prácticas religiosas afrocubanas creo que es un tema que se ha tratado mucho, yo diría: como van a todas nuestras Misas la gran mayoría de los que tienen esos credos, están invitados a la Plaza, ellos nunca se han sentido ajenos a la Iglesia Católica. Ellos nunca se han sentido extraños ni distintos de nosotros, ni nosotros nunca los hemos tratado así porque son cubanos, cristianos, bautizados y no podemos hacer ecumenismo con una parte de la Iglesia de la misma Iglesia Católica que puede tener algunas creencias, sería como en Andalucía dijéramos que alguien te diga la buena ventura, invitarlo a un acto ecuménico porque sería como otra religión, otra religión popular. La religiosidad popular la Iglesia siempre la ha integrado nunca la ha excluido y sería una manera de exclusión considerarlos otros. Nosotros los consideramos a ellos parte de una familia católica hay muchos con una visión a veces externa a la realidad cubana que no conocen bien pueden ser intelectuales, periodistas en gran número retroalimentan a partir de una visión que ellos tiene desde fuera una serie de seudoinquietudes creadas también así y creo que no hacen mucho bien porque más bien tiende a dividir a separar lo que nunca en Cuba ha estado separado ha estado muy unido, y nosotros, con mucho respeto, tal cual fue la tradición de la Iglesia Católica y yo diría de la Evangelización de España en América, con mucho respeto hemos considerado los cultos afro-cubanos, las tradiciones que pueden venir de esos cultos, los cultos indígenas y sus tradiciones y nunca han estado excluidos los indios mexicanos de danzar delante de la Virgen de Guadalupe según sus costumbres, ni han estado nuestros hermanos excluidos de nuestras celebraciones no hagamos de esto un seudoproblema que en estos momentos parece totalmente ajeno a lo que nos interesa: la Iglesia unida. Tanto ellos, bautizados, creyentes que nos piden la bendición, que quieren la bendición del Papa, que saben que la oración de la Misa es lo más grande que puede tener un cristiano y lo experimentan así. Que vengan a donde estamos y vayamos todos juntos a Jesucristo el Señor a quién ellos también alaban con mucho amor.
LA CROIX: Buenas tardes Señor Cardenal : quiero preguntarle para completar la respuesta que ha dado Roberto si ha sido sorprendido por la convocatoria hecha por el Presidente de la nación arriba de la misa a todos militantes del partido del pueblo cubano y la segunda pregunta es respecto al encuentro usted dijo en una reciente entrevista que el diálogo con el gobierno todavía durante a lo largo de esta preparación no había empezado quería saber si después de este encuentro con el Presidente considera que el diálogo entre la Iglesia y las autoridades ha empezado o si el primer paso tiene que ser el desmantelamiento de la Oficina de los Asuntos religiosos.
CARDENAL: No me sorprendió la convocatoria del Presidente porque desde que comenzó la Comisión Conjunta se nos había dicho que todos serían invitados tanto al recibimiento como a los otros actos donde el Papa participaría. Desde la conversación privada a la que usted se refiere del Comité Permanente con el Presidente él nos repitió lo mismo. Solamente hizo público lo que nosotros en la Comisión Conjunta y también en la conversación con el Presidente ya conocíamos .Cuando yo dí la entrevista en el mes de noviembre a una revista de Cuba que sacaba un número especial, una especie de número único, quizás de una revista que quisieran sacar como todas las Diócesis de Cuba antes de la visita del Papa y me preguntaban sobre el diálogo efectivamente parecía pesimista con respecto al diálogo porque lo parecía en el mes de noviembre. Con las experiencias tenidas durante el año si creaban una serie de contactos, de relaciones, lo cual es muy apreciable y en cierto sentido desde el punto de vista práctico puede llamarse diálogo, pero en profundidad tratando los temas que nos interesan el tema que he tratado desde el principio el gran tema de la Iglesia, de su misión en Cuba, de su acción social y humanitaria, esos temas profundos no veía yo que durante esta etapa, quizás muy enfocados hacia los aspectos prácticos, logísticos de la visita del Papa, no fueron muy tratados y yo decía que me parecía que el diálogo estaba por comenzar. Hace poco en una reunión de la comisión conjunta al preguntarme sobre esto por que yo había tenido esa opinión tan negativa, yo dije quizá después del diálogo de diciembre con el Presidente Fidel Castro yo no hubiera expresado en la entrevista lo mismo y hubiera dicho tengo la impresión de que ahora si puede comenzar el diálogo
EWTM: Señor Cardenal buenas tardes una vez que el Santo Padre regrese a Roma y quizás se acabe el entusiasmo del viaje ¿qué planes tiene la Iglesia en Cuba? y si ¿es verdad ese diálogo que usted ha hablado que se ha dado con la Iglesia continuará como ha empezado?.
CARDENAL: Yo creo que los frutos de la visita del Papa comenzaron a verse antes en la vida de la Iglesia en Cuba, en los meses anteriores y se verán aún más después. Hay aspectos de la vida de la Iglesia que han quedado profundizados hay ciertas evidencias que han surgido en los meses pasados que quedarán presentes. El tiempo nunca marcha atrás, aunque sea en zigzag, en espiral siempre da pasos que para mi son irreversibles, pero al mismo tiempo creo que la Iglesia en sus preocupaciones hallará camino para una mayor acción social . No creo que la fe cristiana pueda verse nunca limitada a una serie de expresiones religiosas aunque sea el culto más solemne, más grande como es la Santa Eucaristía, a una serie de rezos a lo que se ha llamado muchas veces libertad de culto, como algunos que preguntaban ¿las Iglesia en Cuba están abiertas?. Hombre! Las Iglesias en Cuba siempre han estado abiertas. Pensamos que no es el que las Iglesias estén abiertas, sino que la Iglesia tenga espacios abiertos. Por ahí va a ir el futuro, especialmente en la acción social, lo cual tampoco es un comienzo absoluto. Ya esto se ha iniciado. Creo que los pasos que ha dado Cáritas de Cuba en ayuda humanitaria en el servicio de muchos tipos sean en el orden asistencial tanto en hospitales, en el orden de atención a grupos de ancianos con una organización bastante efectiva y que también involucra lo espiritual. La atención a las personas, esto es algo que va a continuar y esos campos deben ampliarse. Deben ampliarse forzosamente para que la fe religiosa pueda manifestar toda su dimensión. Una acción que pudiéramos llamar caritativa, social humanitaria, de espacios abiertos, donde la Iglesia encuentra al ser humano y le tiende una mano; y no solamente en este campo, pensemos en tantos campos donde la Iglesia, como hablábamos con el Presidente Fidel Castro, puede actuar; yo le hablaba al Presidente de las madres solteras, por ejemplo, que atiende una de las religiosas que trabaja conmigo en el Arzobispado, son más de treinta. Eso es una atención integral a esas madres, una atención para que no se sientan solas con sus hijos, con una especie de tentación de simplemente buscar alguna otra pareja que las ayude en sus necesidades, sino abrirla a valores, a que se valoren como mujeres ellas mismas. Que trabajo tan hermoso realizan esas religiosas con algunas profesionales católicas, médicos, sicólogas, que le tienden una mano. Ahí también, en esos aspectos, la Iglesia tiene que realizar su misión, así, ampliamente, por ahí tiene que ir el futuro. Nosotros no creemos que esto es el punto final, y no creemos que un diálogo es solamente hablar una persona con otra, o un grupo de personas entre sí para arreglar algunos puntos, como quien hace una especie de acuerdo internacional, sea de no agresión o de colaboración; no es nada de eso, significa que la Iglesia pueda tener espacios siempre mayores, y los ha ido teniendo, y que estos pueda aumentarse en el futuro en el sentido que lo acabo de decir.
Televisión Española: Cardenal, a usted qué le sugerirá el día 25 ver en la Plaza de la Revolución a gentes de todo criterio: creyentes, no creyentes a todos los cubanos allí reunidos que pensará en ese momento?
CARDENAL: Mira todavía no he ido hoy a la Plaza. Ayer fui y vi en frente de la Biblioteca Nacional como iba creciendo un cuadro de Jesucristo, Nuestro Señor, con su corazón en signo de amor, señalado por su mano; la estampa tradicional que todo nuestro pueblo ha tenido en las salas de sus casas, a veces ya destruida, a veces mereciendo ser sustituida por una más nueva; pero ya eso es lo que yo preveo, no preveo la presencia del Papa, sino a quien convoca de verdad y es el alma de toda esta realidad y que está por encima del Papa, y de mi, y de todo el mundo, que es Jesucristo Nuestro Señor. Allí yo pensaré que es alabado, bendecido, exaltado Jesucristo el Hijo de Dios nuestro Salvador. El Papa es su servidor, nosotros los Obispos, que estaremos concelebrando con el Papa, somos sus servidores. Yo diría con San Pablo "... a él la gloria por los siglos de los siglos Amén."
La Vanguardia Barcelona: Monseñor un par de preguntas si me permite. Después de la intervención del Presidente Castro en la noche del viernes percibimos una especial sintonía del Comandante en Jefe con su Santidad usted cree que de esta aproximación e identificación incluso en muchos aspectos que expresó puede salir para la Iglesia no solo que tenga mayores espacios sino que la Iglesia cubana pueda llegar a ser en un momento dado como un interlocutor o que pueda jugar un papel determinante de cara a una futura transición y en segundo lugar tengo entendido que un laico comprometido como el Sr. Oswaldo Payá ha pedido que lo reciba el Santo Padre que le conceda una audiencia usted que respuesta ha trasmitido.
CARDENAL: Primero, creo en la separación de la Iglesia y el Estado, lo cual significa que no es bueno mezclar realidades que son del orden del estado o de los estados y del orden de la Iglesia sino en lo que a la Iglesia le compete propiamente. Primero aquí sería bueno ponerse al tanto: aquí no hay ningún proceso de transición que haya sido presentado por las autoridades de la nación y mucho menos la Iglesia ha sido llamada para una tarea excepcional de que asume - no siempre - en algunos casos, de este tipo. No es nada que tenga que ver con esto . Yo que soy el Cardenal de La Habana no tengo en mano ninguna carta de Oswaldo Payá pidiendo una entrevista con Su Santidad no se si alguien la tendrá o ustedes la conocen por otra parte o se hizo pública yo no la tengo en estos momento en mano.
ABC: Hace un poco más de tres años Monseñor, usted y el Papa ambos condenaron el hundimiento de un barco por las fuerzas navales cubanas. ¿Cómo reconcília usted que hoy venga el Papa a visitar el mismo régimen que ustedes condenaron hace tres años ?.
CARDENAL: La visita del Papa es una visita a la Iglesia y al pueblo cubano, y hablar de una visita al régimen significa desvirtuar un poco esta visita Hay una tendencia que quizás haya que evitar, sobre todo en algunos sectores periodísticos. Tienden a presentar la visita del Papa sea como la aprobación de un sistema, un régimen, etc, sea como el que viene a reprobar totalmente o a desestabilizar este sistema, y yo desde el principio estoy diciendo que el Papa visita a la Iglesia y al pueblo cubano. El Papa ha visitado Iglesias y pueblos de todo el mundo teniendo la misma actitud deferente con los jefes de estado de muchos países diversos. Por ejemplo: el Papa ha condenado el aborto por todos los medios posibles. Las leyes de aborto a veces son "avanzadísimas" y con signo negativo para mí, pensaría yo, decir mejor, lo más retrógrado en el sentido de humanidad, en algunas partes del mundo hasta admitir que el niño ya formado, con nueve meses incluso, cuando ya asoma a la luz del día, si la madre lo rechazara todavía podría eliminarse, y hay legislaciones que han llegado hasta eso y el Papa ha condenado violentamente esto y lo ha considerado un asesinato, porque el Papa ha utilizado palabras muy duras. Eso no ha impedido que el Papa se reúna con esos jefes de estado, presidentes. La Iglesia tiene una doctrina, tiene unos principios éticos, los expresa en su momento, pero no es una especie de otro poder alternativo que en un momento dado incursiona para apoyar o destruir sino esa realidad espiritual que está por encima de estas otras realidades. Yo quisiera que ustedes mantuvieran siempre este punto de vista, esta claridad, y que no se vayan de esta perspectiva para comprender no solamente el viaje del Papa a Cuba sino toda su actuación con respecto a todos los pueblos de la tierra, a todos los jefes de estado del mundo.
Clara Visión: Buenas tardes, Sr. Cardenal, muchísimas gracias por recibirnos a todos y quisiera preguntarle este Papa extraordinario, este hombre tan admirado por todo el mundo que viene como mensajero de verdad y esperanza hacia este país, ¿cuál es el fruto principal de su visita?.
CARDENAL: Hace poco decía yo quizás lo que pueden ser frutos importantes porque tienen que ver con la misión de la Iglesia. Yo creo que hay un gran fruto que tiene que ver con el alma del pueblo, con lo profundo del corazón del cubano. El Papa siempre, lo decía hace un instante un periodista, causó muy buena impresión en el presidente. Hay una sintonía con el presidente. Cuando lo trató, se afirmó esa actitud de empatía entre el presidente Fidel Castro y el Papa, eso puede pasar a veces a distancia, en la multitud al paso del Papa, al oír sus palabras, al verlo cargado de fatiga, de cansancio, de tantos años, cuando tanta gente está retirada, serena y ya no se ocupa de nada, verlo cargado con los grandes problemas de la humanidad con un amor enorme a Jesucristo el Señor. Este hombre despertará interrogantes, despertará sentimientos buenos, hará que siempre, como decía en su intervención ante la televisión el Obispo de Santa Clara en días pasados en la red local de televisión de Santa Clara cuando habló a sus feligreses y al pueblo local de Santa Clara, que todos quedemos un poco mejores después de la visita del Santo Padre. Ese será el gran fruto, no palpable, no mensurable, pero sí muy espiritual y de gran valor porque de ahí dependerán los demás frutos que también son necesarios.
REUTER: Comprendemos que el Dr. Navarro Valls, portavoz del Santo Padre ha viajado en un gesto poco usual, temprano a Cuba. Quisiera saber ¿ por qué, qué está haciendo y si es que hay problemas o imprevistos de último momento para acordar con las autoridades ?
CARDENAL: El Dr. Navarro Valls no vendría para una logística general de la visita del Papa puesto que él representa el sector de la prensa de información; pero sí ha querido estar con tiempo en Cuba debido al interés que suscitó en todos los medios la visita del Papa al punto de que pocas veces en nuestro hemisferio en una visita papal, y quizás, en ninguna se ha producido una solicitud tan grande de acreditaciones para periodistas. Me ha parecido que este es un sector muy importante en esta visita, que debe ser muy tenido en cuenta, que hay que agradecer este interés que se han tomado ustedes y yo lo agradecía al principio personalmente, y él ha querido venir por eso, para estar aquí en toda esa preparación porque como muchos de ustedes, es distinto llegar a la última hora que estar unos días antes, a veces por cuestión simplemente de ambientación y de ubicación en muchas cosas para poder servir mejor a ustedes, y a todo lo que ustedes representan a los medios de comunicación del mundo entero. Ese es el motivo de su visita, no hay nada de problemas de otro orden que nosotros tratamos directamente en la Comisión Conjunta, o sea a través de mí o del Nuncio Apostólico en Cuba, pero no han surgido ni problemas de última hora ni nada que pueda justificar otra meta de la visita del viaje de Navarro Valls.
El PAÍS: Buenas tardes Cardenal. Hasta el último momento las autoridades cubanas no han dado luz verde a algunos preparativos que la Iglesia consideraba fundamentales como el acceso a los medios de comunicación. Sólo pudo comparecer Usted hace unos días en televisión, o como en las mismas misas de las provincias que todavía no se sabe si van a ser transmitidas directamente o en diferido a toda la nación. ¿Está satisfecha la Iglesia plenamente de la cooperación del gobierno en la preparación de la visita? y como segunda pregunta ¿ha habido obstáculos importantes que la hayan puesto en peligro?
CARDENAL: Obstáculos que la hayan puesto en peligro no ha habido. Satisfecho de la preparación en general, del interés de las facilidades para lo que hemos llamado la logística en general, también. Con respecto a los medios de comunicación no, no es lo que nosotros hubiéramos deseado, hubiéramos deseado no un acceso quizás excesivo hasta agotar al pueblo con la visita papal; no esto, pero si más espacios con más tiempo y la posibilidad de acceder con alguna frecuencia por lo que puede llamarse en el lenguaje radiofónico o televisivo, por medios de spot, salir anunciando nosotros con nuestra voz con nuestro método de convocar esta visita, invitando nosotros mismos. Yo creo que en este aspecto sí, nosotros lo consideramos, con respecto a nuestra participación como deficiente.
Sucesos, (Uruguay): Cardenal, usted en una anterior conferencia de prensa hará cuestión de un mes y algo calificaba la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba como un doble desafío tanto para el Papa como para el gobierno. Cuarenta y ocho horas antes de la visita ¿cómo usted tiene la percepción acerca de esto y para quién es el mayor desafío? ¡Gracias!
CARDENAL: Yo dije también en aquella ocasión que haber aceptado el desafío ambos, la Iglesia y el gobierno de Cuba, daba un ganador que era el pueblo cubano. El pueblo cubano, que puede recibir al Papa Juan Pablo II. Creo que estará planteado esto hasta el momento que el Papa se vaya de Cuba y después creo que todos debemos trabajar para que este desafío no se convierta en lo que también la prensa y algunos escritores y comentaristas han querido decir o presentar que es lo siguiente: reducir el viaje del Papa Juan Pablo II a Cuba al encuentro de dos hombres que son por una o por otra razón ampliamente conocidos, que tienen liderazgo, que tienen carisma, como tanto gusta hoy utilizar esta palabra que San Pablo utiliza en sus cartas para decir hasta lo que un artista puede tener de atractivo para las masas, presentarlo como una especie de encontronazo, me parece que es vaciar de contenido la visita del Papa y vuelvo a lo que dije al principio: es la visita del Papa a una Iglesia, a una Iglesia que ha mantenido la fe, que ha mantenido la esperanza, que ha crecido en los últimos tiempos en número y en profundidad, que ha sido fiel a su misión y al mismo tiempo ha tenido una gran fidelidad a la Sede de Pedro. Que, a veces ignorada y desconocida, ha sido una Iglesia que ha sembrado en lo profundo del alma del cubano. Esto es fundamental. Digo yo que valían la pena estos desafíos, como aceptar la invitación. Para el Santo Padre no era realmente un desafío sino el cumplimiento de un deseo; pero utilizando este lenguaje y admitiéndolo, el desafío para el gobierno de haber aceptado la visita del Papa, el jefe de la Iglesia, que viene a Cuba, país especial a donde no había venido, ha hecho que el ganador sea nuestro pueblo, que recibirá al Papa. Pero esto que en el lenguaje puede entenderse bien hasta ese punto, no debe ser llevado más allá y reducir la visita del Papa a Cuba a un encuentro entre dos para ver quién es el protagonista, quién es el más fuerte. No... sería totalmente negativo y contrario al deseo del Santo Padre. El Papa viene como aquél que es enviado del Señor, el representante de Jesucristo, Pastor de la Iglesia y ese es su único objetivo: visitarnos como pueblo y como Iglesia en esa condición de Pastor universal. Volvamos siempre a esta idea central y sería tan bueno que esto pudiera grabarse también dentro de nosotros para este futuro inmediato de cuarenta y ocho horas y para todo el tiempo de la estancia del Papa aquí porque este es el programa que él va a desplegar en profundidad y si seguimos ese hilo estaremos en la buena pista y si no podemos perdernos por pistas aledañas que incluso desinformarían al pueblo que ustedes quieren informar
Radio María de Polonia: Padre Cardenal quiero preguntarte después de la visita del Papa por donde va a seguir el trabajo pastoral de la Iglesia cubana, ¿qué se pone de relieve: la juventud, el matrimonio o la familia?
CARDENAL: Bueno matrimonio y familia están muy unidos. La juventud siempre será un objetivo pastoral de la Iglesia y la familia, son como objetivos pastorales que tenemos. La Iglesia en Cuba tiene un plan pastoral. Un plan pastoral que comenzó el pasado año y que dura hasta el año 2000, en consonancia con la Exhortación del Papa que aparece en la Tertio Millennio Adveniente. Nosotros tomamos esta Exhortación de Juan Pablo II y preparamos en el año 1996, después de un gran Encuentro Eclesial Nacional, el segundo después de 10 años que hemos tenido, preparamos un plan pastoral. Este es el año del Espíritu Santo, este es el año de la Iglesia, el año que viene será el año del Padre, será el año de la reconciliación. Nuestro acento mayor estará también en el ecumenismo, en el acercamiento con otros hermanos y el año 2000 será el año de la Santísima Trinidad, el año en que celebraremos a Jesucristo. Nuestro plan pastoral esta muy bien hecho. De tal manera lo elaboramos que si se diera la visita del Papa durante este tiempo, nosotros incorporaríamos la visita del Papa a nuestro Plan pastoral y nuestro plan pastoral la apoyaría, y fue lo que hicimos el pasado año, presentamos a Jesucristo, llevamos el Evangelio de San Marcos, -era el año de Jesucristo- tratamos de hacer comprender a tantos hermanos nuestros que no conocen el mensaje del evangelio que el Papa es aquél que hace presente a Jesucristo, que es el Vicario suyo en la tierra. Es decir, hemos seguido nuestro plan pastoral, al mismo tiempo que le hemos integrado la visita del Papa y lo continuaremos después de su visita a Cuba hasta el 2000.
Televisión Valenciana: Quería saber si les preocupa la frágil aparentemente salud del Papa dentro de una apretada agenda que va a tener aquí en Cuba.
CARDENAL: No, no es preocupante la salud del Papa, creo que el Papa es un hombre de
mucho espíritu. Recientemente en Roma pareció que se sentía mal pero no fue un problema
de mareo o algo así: él permaneció de pie. Fue algo relacionado con la fractura que él
tiene y que al dar un paso sintió un calambre, un dolor, se mantuvo de pie, se
estabilizó y después siguió la ceremonia durante dos horas y media. El Papa había
dicho hace tiempo: "... a Cuba yo iría aún en silla de ruedas...", pero no va
a llegar en silla de ruedas y creo que va a llegar en muy buena forma y que su limitación
física cuanto a la que se ve exteriormente es un factor que se añade a todos los valores
espirituales de este hombre de Dios, es el hombre muchas veces sufrido que no parece
estarlo, que puede estar agotado y sigue adelante, que parece que ha llegado a un país
con mucho cansancio y se encuentra con la multitud y se transforma, es ese hombre
extraordinario así, más extraordinario aún por estar así, el que nos visitará y el
que tocará las fibras más profunda del corazón del cubano tal y como es el cubano estoy
seguro que así será.
Cardenal Ortega: Quiero por mi parte saludarlos y agradecerles el interés que ustedes se han tomado en toda esta comparación de la visita del Papa a Cuba. Lo he visto reflejado en las misas que hemos ido teniendo en estos domingos últimos, desde hace ya tres meses y habido un interés que se ha manifestado por la frecuencia de las solicitudes para entrevistas en el Arzobispado. Con gusto yo quisiera poder complacer a cada uno, pero no habría tiempo porque se complica el trabajo nuestro en la preparación del viaje del Santo Padre. Esta semana yo tuve que hacer un viaje a Canadá, por ejemplo, que no tenía previsto y esto ya atrasa todo mi trabajo, por lo tanto me da mucho gusto que ustedes hayan aceptado el estar aquí todos juntos. Es una manera de poder compartir las inquietudes, los intereses de unos y otros y aliviar un poco el trabajo que yo tengo.
Gracias por su presencia.
BBC.
¿Cómo van los preparativos, especialmente lo relacionado con el transporte y la
publicidad?.
Cardenal Ortega: Hoy mismo se trataba durante la mañana aquí en la reunión con sacerdotes, diáconos, algunos religiosos y religiosas el tema del transporte. Las limitaciones del transporte se deben a las dificultades propias que hay en el país, todo lo que tiene que ver con vehículos, medios para poder transportar el personal, etc. Pero creo que hay una buena disponibilidad para facilitar el transporte. Va a ser más fácil en la ciudad de La Habana y su periferia; un poco más difícil en los pueblos del interior,pero creo que en un cierto grado podrá haber un transporte que sea adecuado para satisfacer las necesidades de aquellos que desean venir, sobre todo los del interior, a la visita del Santo Padre aquí a La Habana, también de Matanzas y de Pinar del Río. Las dificultades mayores son estas y son de orden técnico pudiéramos decir. En cuanto a publicidad nosotros consideramos que es poca la publicidad que hay hasta el momento, desde el punto de vista de los medios de comunicación sea prensa, radio, televisión. Nosotros como Iglesia, como institución que espera con ansias la visita del Papa realmente hemos desplegado una verdadera misión yendo por las casas distribuyendo algunos plegables que hablan de lo que significa el Papa para nosotros en nuestra fe católica, que hablan de la Iglesia. Ha habido toda esta misión en la cual la devoción a la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, se ha unido a la expectativa por el viaje del Papa y esto ha propiciado un encuentro con miles y miles de hermanos nuestros, aveces por una parroquia en la cual la Virgen estuvo quizás veinte, veinte y dos horas, desfilaron en ese tiempo doce mil, quince mil personas. Ayer fue la conclusión y estuvo en el Arzobispado de La Habana, un lugar que no es lugar de culto habitual y estuvo la imagen de la Virgen allí presente desde las nueve y trinta de la mañana hasta las siete y treinta de la noche y calculamos unas 5 mil personas que desfilaron. Todas esas personas evidentemente saben que hay una intención especial de oración, de preparación para la visita del Papa, de confiar a la Virgen de la Caridad nuestra patrona el éxito de esta visita y siempre hay alguien que anima y dice una palabra referente a esta visita del Santo Padre. Esos han sido los medios nuestros, los que hemos tratado de desplegar durante estos últimos cien días, que hemos llamado así para dar a conocer la visita del Papa sobre todo en su aspecto espiritual, pastoral, que es lo que para la Iglesia es importante desde el punto de vista de difusión. En los grandes medios del país ha habido hasta ahora muy poco.
Copa
El Programa del Papa.
Cardenal Ortega: El programa del Papa es bastante conocido. El 21 llega a La Habana en
horas de la tarde, esas horas de llegada quedan por precisar. A la mañana siguiente el
Santo Padre se traslada a la ciudad de Santa Clara donde celebra una Misa, con el tema de
la familia como centro de su predicación. Tendrá en esa misma tarde un encuentro con el
presidente Fidel Castro en el Palacio de la Revolución. El jueves, el Santo Padre se
traslada a la ciudad de Camagüey, la misa será allí en la Plaza Ignacio Agramonte,
tendrá un contacto especial con la juventud. La Misa va a ser abierta a todos, va a
tratar el tema de la juventud, Cristo y la juventud. También regresa en horas de la tarde
a La Habana y hay en esa ocasión una visita al Aula Magna de la Universidad donde,
descansan los restos del Padre Felix Varela; allí tendrá un encuentro con el Mundo de la
cultura. No será un encuentro masivo, por el tamaño del Aula Magna de la Universidad,
sino con algunas personas representativas del mundo de la cultura en sus diversas
manifestaciones. El sábado en la mañana el Santo Padre, quizás yo me confundí en los
días de las semanas, sí, sí ya voy por el sábado; el sábado en la mañana el Santo
Padre va a Santiago de Cuba y allí celebra la Misa en la Plaza Antonio Maceo y procede a
la coronación de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba; el tema principal será la
patria, el amor del cristiano a la patria, su servicio a la nación, etc; en la tarde el
Santo Padre retornará y tendrá un encuentro aquí en La Habana con el Mundo del dolor
este encuentro será en el hospital para leprosos de El Rincón; no es un encuentro
masivo, es un encuentro con los enfermos a quienes el Papa quiere saludar personalmente y
hablarles, por lo tanto no hay convocación ninguna de multitudes a aquel lugar si no que
será en privado y dentro de un recinto pequeño donde el Papa se dirijirá a enfermos y
quizás haya también algunos otros enfermos, además de los que padecen lepra que están
allí.
El domingo en la mañana será la misa en la Plaza de la revolución José Martí de La
Habana y esa es la Misa conclusiva, donde el Papa recoge todo su recorrido por Cuba y por
lo tanto no hay un tema específico; es además Misa de domingo, misa de todos los
cristianos. Al final de la misa, como siempre, el Papa dice un mensaje al mundo entero que
es el que él pronuncia cada domingo en la Plaza de San Pedro desde el balcón de su
habitación privada; el mensaje que se llama del Angelus, porque al rezar esta oración
siempre hay un mensaje al mundo, lo hará al final de esa misa aquí en La Habana.
Habrá un acento especial en la misa: el laicado cubano, es decir todos estos laicos
católicos cubanos fieles en su fe entregados al servicio de la iglesia, a veces por
muchos años con muchos sacrificios algunos de ellos. El Papa entregará en esa misa a
cincuenta laicos procedentes de estas diócesis del occidente, Matanzas, La Habana y Pinar
del Río. En la tarde a las cinco más o menos, el Santo Padre visitará la iglesia
Catedral de La Habana donde se reunirá con sacerdotes, religiosos, religiosas,
seminaristas, diáconos, familiares de los diáconos y será el último de los actos del
Papa en Cuba; de ahí directamente partirá al aeropuerto de Rancho Boyeros para su viaje
de regreso. Ese es el programa, los detalles de horario, etc, serán precisados después,
grosso modo este es el recorrido de el Santo Padre en Cuba y su programa. Sí es que yo me
confundí el Papa llega aquí un miércoles y entonces todo lo que yo dije es jueves,
viernes, sábado y domingo, el llega aquí un miércoles.
CNN
Reflexión sobre la Navidad. ¿La iglesia espera algo de las autoridades?. ¿Día
festivo?
Cardenal Ortega: El Santo Padre, por medio de su Secretario de Estado, cuando el presidente Fidel Castro viajó a Roma, pidió que la Navidad en Cuba fuera un día festivo, es decir que el 25 de diciembre fuera como en gran parte del mundo un día festivo. Nosotros sí hemos esperado algo en este sentido, todavía faltan algunos días para la Navidad, para esta fiesta. Sería muy deseable que así fuera, pero más allá de estas expectativas y de estos deseos formulados no hay nada concreto, algún indicio de que va a ser así o de que no va a ser así. Es todo lo que puedo decir. Evidentemente que yo desearía que así fuera, no por el hecho de un día feriado que para nosotros es de mucha actividad, ese día casi siempre, si no por el gran significado que esto tiene, por ser un deseo tan expreso del Santo Padre.
ADISTA
Reunión de la COCC con el Presidente Fidel Castro.
Cardenal Ortega: No tenemos ningún indicio de que vaya haber alguna reunión de este
tipo. Siempre nosotros estamos dispuestos a una reunión, sea de la Conferencia, sea del
Comité Permanente, con el Presidente o con cualquiera otra instancia, pero no hemos
tenido con respecto ha esto ninguna indicación.
BBC
"Apertura" del Gobierno para la Iglesia. ¿Es un acto de buena voluntad
del gobierno o es obligado por las circunstancias?
Cardenal Ortega: Hay un precepto en el derecho eclesiástico que dice, en latín, ------------------- de la intención de alguien ni siquiera la Iglesia juzga, tú me estas preguntando sobre ¿que intenciones? Es muy malo hacer un juicio de intenciones y en este caso para nosotros, como cristianos, no sería algo que pudiéramos sino hacer elucubraciones de un tipo totalmente ajeno a nuestro modo de pensar o de sentir. Yo creo que los hechos hay que verlos en su concreción real, ha habido unas actitudes de ese tipo favorables, abiertas, de menos rigidez hacia el mundo religioso. Yo no tengo por qué sospechar que son falsas, yo tengo siempre que aceptar el hecho y a partir de ese hecho seguir caminando, continuar avanzando pero sin detenerme en juzgar intenciones ocultas o aviesas, no. Eso no sería de ninguna manera algo digno de mi parte ni de nadie que trate la realidad con seriedad.
ABC TV
Asistencias a las misas. ¿Cuántos?
Cardenal Ortega: Es difícil calcular siempre, porque el entusiasmo hace decir un número exagerado y el deseo a veces de justeza hace que se den números también demasiado bajos y a veces que uno ha visto una celebración donde calcula que puede haber habido tres mil personas y los periodistas han dicho que habían mil personas y uno dice no, porque en esta iglesia sentados caben mil y cuando terminó la celebración, habiendo quitado los bancos, no pudieron entrar todos así que había más del doble, es decir uno hace cálculos de ese tipo. Yo creo que ha sido no solamente el número, que es bueno, sobre todo cuando uno considera que no hay grandes medios de publicidad, que uno no recorre los barrios con alto- parlante en un automóvil para invitar a todos, mañana a tal hora, a tal lugar, sino que tiene esos medios a los cuales que yo me referí ya de la palabra directa, del aviso personal, creo que ha habido una buena participación y no solamente en cantidad sino en calidad, en una calidad de entusiasmo, de alegría, de orden, de participación, sin que ningún incidente extraño o molesto se hubiera producido, con un gran silencio, a veces en vías públicas muy concurridas o transitadas, con un silencio en los momentos más solemnes de la celebración, con un gran respeto y al mismo tiempo con mucho entusiasmo por parte de la gente. Hay algunas celebraciones más grandes, la del Vedado, la Víbora, allá en los Pasionistas donde se pueden calcular siete mil u ocho mil personas, algunos decían diez mil, doce mil no se sabe, cuando la gente llega a hacer un poco más numerosa siempre se pueden decir cifras que resulten infladas y no precisas. No hemos calculado pero ha sido una participación muy buena y sobre todo el recorrido de la Virgen, que como yo decía hace unos instantes ha concitado a tantos y tantos durante horas seguidas, haciendo filas para ir a orar delante de la imagen. Es muy impresionante y habla de una participación muy alta, donde ya ahí si podemos hablar de cientos de miles, por la cantidad en cada lugar.
NOTIMEX.
¿Habrá enfermos de SIDA en el leprosorio? ¿El Papa se reunirá con otros líderes
religiosos?
Cardenal Ortega: Es probable que allí los enfermos, algunos enfermos que están en el
sidatorio cercano pudieran unirse a los que están allí en el hospital antileproso,
porque el Santo Padre saluda a cada enfermo, él no hace un discurso y se va cuando hay
enfermos, sino que va a cada uno y eso le toma tiempo. El Santo Padre tiene sus años, ha
tenido una celebración grande en Santiago de Cuba seguramente con calor y sol en toda la
mañana, ha retornado a La Habana más tarde que de costumbre porque el viaje a Santiago
es más largo y tendrá unas palabras primero allí y querrá tener un momento para cada
uno luego, no se va ha aumentar el número de enfermos, es probable que algunos pacientes
de SIDA estén allí.
El encuentro ecuménico el día 25. Habrá un encuentro del Papa con algunos
representantes de iglesias cristianas en la Nunciatura Apostólica en la mañana antes de
celebrar la misa de La Habana, el día 25 y es probable que haya algún representante de
la Comunidad Hebrea allí. Esa será la ocasión en que el Santo Padre específicamente
esté con hermanos de otras confesiones religiosas.
Liberazione.
Impacto de la visita del Papa para la Iglesia y la sociedad.
Cardenal Ortega: Yo tomo las palabras prestadas de un hermano mío, obispo, que decía hace dos meses para la Iglesia, considerando nuestro ángulo específico de la fe y del despertar del sentimiento religioso, ya la visita del Papa ha tenido muchos frutos, no es algo que esperamos después si no algo que hemos visto, no solo porque multitudes vayan, a una misa pública o desfilen de delante de la Virgen, sino por las inquietudes y la expresión de la fe religiosa de tantos y tantos hermanos nuestros. Cada vez más encontramos que un cierto cliché que podría haber habido con respecto a un pueblo sin religión, a un pueblo muy desinteresado de todo el problema religioso por llamarlo de algun modo, que ese cliché pasa y se va presentando a un pueblo de hombres y mujeres jóvenes u adultos que muestran una sensibilidad religiosa y esto se ha potenciado con la visita del Papa, con el solo anuncio y la sola preparación de la visita del Papa. Creo que en este sentido su paso por aquí, el paso de Juan Pablo II, afianzará aún más esto que ya hemos comenzado a recoger, que venía siendo una constante en Cuba este despertar del sentimiento de la búsqueda religiosa que se ha hecho más notable con esta posibilidad del viaje del Papa; su paso entre nosotros lo afianzará aún más.
PBS. TV.
Durante los meses en que se ha trabajado con el Gobierno en la preparación de la
visita ¿cuáles han sido los logros positivos y negativos en cuanto a las relaciones
entre la Iglesia y el Estado?
Cardenal Ortega: Creo que todo lo que es inusual trae sus aspectos negativos y también
sus aspectos positivos. Se produce un conocimiento mayor de unos y otros, sacando quizás
el conocimiento de la Iglesia y del Estado, en sus respectivos campos, del ámbito de la
Oficina de asuntos religiosos, que es nuestro único interlocutor, a otros campos más,
que tienen que ver con transporte, comunicaciones, medios de comunicación social, y se
crean lazos nuevos, contactos y posibilidades nuevas. Esto ha sido uno de los aspectos
positivos. Es inusitado el hecho de que en un país como el nuestro, una institución no
gubernamental cubana, que está aquí, privada, autónoma, trabaje junto con el Estado
cubano. Eso es tan novedoso como cuando apareció la primera empresa mixta.
Yo creo que quizás no hayamos sido tan exitosos como esas empresas, pero ha habido una
posibilidad y esto indica que los campos pueden abrirse en el futuro. Esto es lo positivo.
Evidentemente, los aspectos negativos pueden ser incomprensiones de puntos de vista,
consideraciones que habitualmente nosotros no hacemos en nuestra vida eclesial y que sí
son muy importantes para el Estado cubano. En cada una de las celebraciones públicas, el
problema del orden era tan vital para el Estado, y nosotros sabíamos cómo se iban a
expresar los fieles católicos, y no nos preocupaba el problema del orden; no nos
preocupaba tampoco ningún tipo de manipulación, sin embargo esto era preocupación del
Estado siempre. Son maneras distintas de enfocar una misma realidad a partir de
experiencias muy distintas. Nosotros conocemos la experiencia que tenemos con nuestros
hermanos creyentes, a veces creyentes sincréticos, creyentes a su modo; conocemos las
relaciones que podemos tener incluso con algunas personas de un comportamiento que puede
ser predelincuencial, pero que cuando se refieren a un ministro de la religión, a una
religiosa o a la Iglesia, se refieren de una manera muy respetuosa por algo que hay en el
hombre que es así, que lo hace considerar todo lo que tiene que ver con lo sagrado de una
manera muy especial. Esa es nuestra experiencia.
Evidentemente, esa experiencia no existe en el ámbito oficial, y ahí chocan dos
realidades muy distintas que a veces es difícil poner de acuerdo, porque hay un interés
por el orden y hay un interés nuestro, que es el acceso público de las personas a una
expresión de la fe que los haga sentirse liberados interiormente para dar culto a Dios,
para dar rienda suelta a sus sentimientos religiosos. Son realidades diversas y en esto ha
habido dificultades que ustedes quizás han podido constatar en uno u otro lugar, en estas
semanas de preparación que hemos tenido.
A continuación damos a conocer los apectos principales del programa acordado por la Comisión Conjunta de la Iglesia y el Estado que tiene a su cargo los preparativos de la visita, el que contempla las diversas actividades religiosas y oficiales del Sumo Pontífice de la iglesia católica, y soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, con el que nuestro país mantiene ininterrumpidas relaciones diplomáticas desde 1935.
Miércoles 21 de enero
16:00 Ceremonia oficial de Bienvenida en el Aereopuerto Internacional " José Martí "
Jueves 22 de enero
10:15 Santa Misa en los terrenos deportivos del Instituto Superior de Cultura Física " Manuel Fajardo ", de Santa Clara.
18:00 Visita de cortesía al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros en el Palacio de la Revolución
Viernes 23 de enero
10:35 Santa Misa en la Plaza Ignacio Agramonte, de Camagüey
18:30 Visita al monumento que conserva los restos del padre Félix Varela en el Aula Magna de la Universidad de la Habana y encuentro con " el mundo de la cultura "
Sábado 24 de enero
11:10 Santa Misa y coronación de la Virgen de la Caridad del Cobre en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba
19:00 Encuentro con el " mundo del dolor " en el Santuario de San Lázaro en el Rincón
Domingo 25 de enero
08:00 " Encuentro Ecuménico " y con la Comunidad Hebrea en la Nunciatura Apostólica
09:30 Santa Misa y rezo del " Angelus " en la Plaza de la Revolución José Martí
12:45 Encuentro con la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en el Arzobispado
17:00 Celebración litúrgica con los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y miembros del laicado en la Catedral de la Habana
18:45 Ceremonia oficial de despedida en el Aereopurto Internacional " José Martí "
19:30 Regreso a Roma
Comisión Conjunta Preparatoria para la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba